La violencia en la región ha golpeado a los ya de por sí precarios servicios de salud
MADRID, 23 Feb. (EUROPA PRESS) -
Al menos 668.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en la zona norte de Mozambique debido a la violencia, entre ellas unas 580.000 que se convirtieron en desplazadas internas en 2020 como consecuencia de la escalada de las tensiones en Cabo Delgado, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
En total, alerta la OCHA, cerca de 1,3 millones de personas necesitan asistencia humanitaria "con urgencia", así como protección en las tres provincias más septentrionales de Mozambique --Cabo Delgado, Niassa y Nampula--, de las cuales unas 950.000 deben hacer frente a "un hambre severa", entre los que hay 242.000 menores de edad en riesgo de malnutrición.
La inseguridad ha elevado el precio de los productos básicos en muchas partes de la provincia de Cabo Delgado, cuyos mercados se han visto golpeados por las ofensivas de los grupos armados. Durante el año 2020 se han registrado en la región más de 570 ataques violentos, cuya intensidad ha ido creciendo y avanzando geográficamente.
Casi el 90 por ciento de las personas que huyen de la región lo hacen hacia las zonas más tranquilas de las provincias vecinas, cuyos habitantes han "mostrado una increíble solidaridad y generosidad con las personas desplazadas", destaca la OCHA.
INSTALACIONES MÉDICAS DAÑADAS
La inseguridad también ha traído consigo el deterioro y la destrucción de las ya precarias instalaciones sanitarias de las que disponían muchas de estas personas. Cabo Delgado ha perdido el 36 por ciento de los centros médicos de los que disponía y muchas distritos como Mocimboa da Praia, Macomia, Muidumbe y Quissanga no cuentan ya con ninguna infraestructura de este tipo.
En algunos de estos distritos, como Metuge, Mocimboa da Praia y Macomia, la vigilancia y la respuesta contra el cólera se han visto interrumpidas, por lo que comienza a ser frecuente la aparición de nuevos brotes de esta enfermedad entre las personas desplazadas.
Hasta el 14 de febrero de 2021 se han registrado más de 4.915 casos, de los cuales 55 han fallecidos. Además del cólera, se han confirmado nuevos brotes de otras enfermedades que se transmiten a través del agua, debido a las pocas instalaciones ya colapsadas y dañadas, o por la falta de combustible, en las que poder acceder a agua potable.
Todo ello, denuncia la OCHA, obstaculiza la labor de los actores y los servicios de salud, quienes a su vez brindan atención médica crítica, como la sexual y reproductiva, campañas de vacunación e inmunización, acceso a medicamentos contra la tuberculosis, o de antirretrovirales para tratar infecciones como el VIH.