MADRID, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Consejo Constitucional de Argelia ha ratificado la victoria del 'sí' en el referéndum celebrado el 1 de noviembre sobre las enmiendas propuestas a la Carta Magna, una votación marcada por una participación en mínimos históricos y el rechazo de los manifestantes al proyecto, una de las principales bazas políticas del presidente, Abdelmayid Tebune.
El presidente del organismo, Kamel Feniche, ha señalado que el 'sí' logró el 66,8 por ciento de los respaldos, mientras que el 33,2 por ciento de los votantes se pronunció en contra de la propuesta, con una participación del 23,84 por ciento.
"El Consejo Constitucional considera que este referéndum se celebró en buenas condiciones y afirma la regularidad y transparencia del mismo, según las garantías contempladas en la Constitución, la ley electoral y los textos reglamentarios", ha dicho.
Asimismo, ha aplaudido a Tebune, a la comisión electoral, al Ejército ya las fuerzas de seguridad por sus acciones para garantizar que el referéndum se celebrara sin incidentes, según ha informado la agencia estatal argelina de noticias, APS.
El referéndum contó con la tasa de participación más baja en la historia del país. El anterior mínimo se registró en diciembre, cuando Tebune accedió a la Presidencia tras unas elecciones en las que esta cifra fue cercana al 40 por ciento. Este dato fue del 50,7 por ciento en 2014 y del 74,56 por ciento en 2009.
Sin embargo, el presidente de la comisión electoral, Mohamed Charfi, destacó durante el anuncio de los resultados que esto "no supone un problema, ni en el plano jurídico ni en el constitucional". "En la legislación argelina no hay un umbral que valide o anule un escrutinio", argumentó.
Por su parte, la Presidencia destacó que los resultados son la expresión "real e integral" de la voluntad popular y la prueba de que Tebune "ha cumplido con sus compromisos". La votación tuvo lugar días después de que el mandatario fuera ingresado en Alemania para recibir tratamiento tras contraer la COVID-19.
El nuevo texto constitucional comenzó a elaborarse tras la llegada al poder de Tebune a raíz de la dimisión en abril de 2019 del histórico líder argelino Abdelaziz Buteflika, tras semanas de movilizaciones a nivel nacional contra su intención de presentarse a un quinto mandato.
Sin embargo, los manifestantes han criticado que las autoridades han mantenido las detenciones de activistas y la persecución de la disidencia y han denunciado que los cambios propuestos --que consolidan la figura del presidente y la del Ejército-- son insuficientes y no pasan de modificaciones cosméticas para dar una apariencia de democratización.
LAS ENMIENDAS CONSTITUCIONALES
El proyecto plantea una serie de enmiendas a la actual Carta Magna e incluye en su preámbulo una declaración de intenciones sobre dar respuesta a las "aspiraciones de un cambio profundo a nivel político y social para la construcción de una nueva Argelia" durante las movilizaciones de los últimos meses.
En esta línea, incluye un artículo que obliga a las autoridades a respetar la Constitución en lo relativo a los derechos y libertades de la población y prohíbe cualquier limitación de la libertad de prensa, al tiempo que impide modificar el estatus del tamazight como lengua oficial y expande los derechos de las mujeres. Por otra parte, resalta que la legislación no debe impedir la libertad de creación de partidos políticos y sindicatos y recoge el derecho de los ciudadanos a presentar peticiones.
Sin embargo, las voces críticas han resaltado que la redacción de estos artículos es demasiado difusa y no fija unas limitaciones claras para proteger estos derechos, mientras que amplía el papel del Ejército, del que dice que "defiende los intereses vitales y estratégicos" del país y autoriza por primera vez que participe en operaciones de paz en el extranjero, algo achacado a la preocupación que genera la crisis en la vecina Libia.
Las enmiendas incluyen la limitación de los mandatos presidenciales a dos, sucesivos o separados y de cinco años cada uno, y exige que el mandatario nombre a un primer ministro salido del partido con mayor representación parlamentaria, si bien el jefe de Estado seguirá manteniendo amplios poderes y podrá elegir al Gobierno, a un tercio del Senado y a los altos cargos en el aparato de justicia y las fuerzas de seguridad.
Por último, refuerza las tareas de prevención y lucha contra la corrupción, incluida la declaración de bienes al final del mandato de todas las personas elegidas para cargos públicos, en un intento por dar respuesta a este problema, uno de los principales males que la población achaca a la cúpula política y económica, conocida como 'Le Pouvoir', especialmente durante la Presidencia de Buteflika.