MADRID, 4 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las tensiones políticas por la posible invasión rusa sobre Ucrania han dado paso en los últimos días a una sucesión de llamadas y visitas por parte de líderes internacionales, en algunos casos con una doble vía abierta hacia Kiev y Moscú en la que han comenzado a ganar presencia gobiernos europeos.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha sido uno de los dirigentes más activos en los últimos días, con un total de tres conversaciones telefónicas con su homólogo de Rusia, Vladimir Putin, en menos de una semana, la última de ellas este jueves. El lunes, el mandatario galo viajará personalmente a Moscú, para desplazarse un día más tarde a Kiev.
También el canciller de Alemania, Olaf Scholz, ha anunciado sendas visitas a Rusia y Ucrania, aunque en su caso lo hará una semana más tarde, en una doble cita que llegará tras varias semanas en las que Berlín ha adoptado un perfil más bajo en toda esta crisis, consciente quizás de su elevada dependencia energética del gas ruso.
La Unión Europea no está asumiendo un papel destacado como bloque y ha optado por dejar la iniciativa a los gobiernos de los Estados miembro, con sus correspondientes intereses. Así, en una misma semana han coincidido las visitas a Kiev del primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, y del presidente de Polonia, Andrzej Duda, con otra a Moscú del jefe del Gobierno húngaro, Viktor Orbán.
También ha movido ficha el primer ministro de Italia, Mario Draghi, que el martes logró de boca de Putin una garantía sobre el suministro energético. Ese mismo día se produjo el último contacto conocido del Gobierno español, en concreto una conversación telefónica entre el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y su homólogo ucraniano, Dimitri Kuleba.
Por parte de la Comisión Europea, el apoyo a Kiev se ha traducido en una visita la semana pasada del comisario para la Política de Vecindad y Ampliación, Oliver Varhelyi, y en otra esta misma semana del vicepresidente del Ejecutivo comunitario, Valdis Domvrovskis.
Asimismo, la Unión Europea y la OTAN celebraron este jueves una reunión informal conjunta a nivel de embajadores junto a representantes de Ucrania para coordinar su respuesta ante la amenaza que representa Rusia a la seguridad europea.
ALCANCE INTERNACIONAL
Fuera de la Unión Europea, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, ha viajado a Kiev y ha hablado por teléfono con Putin, mientras que Turquía se ha ofrecido como mediadora de la mano de su presidente, Recep Tayyip Erdogan, que recaló el jueves en la capital de Ucrania.
Putin, por su parte, ha escenificado este mismo viernes su buena sintonía con el presidente de China, Xi Jinping, con quien ha coincidido aprovechando la inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno en Pekín. Las dos potencias han suscrito un comunicado conjunto para reclamar a la OTAN que no se amplíe hacia el este de Europa, reivindicación recurrente de Moscú.
Por parte de Estados Unidos, la presión dialéctica parece haber aflojado, hasta el punto de que esta misma semana la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, reconoció ante los medios que preferían no utilizar el término "inminente" para advertir de una potencial invasión de tropas rusas sobre Ucrania, a pesar de que siguen viéndolo como una posibilidad real.
El martes volvieron a hablar por teléfono el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha tratado el tema ucraniano en un contacto con su homólogo de Francia, y la crisis --en particular su derivada energética-- sobrevoló la visita oficial a Washington del emir de Qatar, Tamim bin Hamad al Zani.