ARSAL 12 Jul. (Reuters/EP) -
Un convoy de refugiados sirios ha comenzado a regresar a Siria desde los campamentos de la región libanesa de Arsal gracias a un acuerdo mediado por el grupo chií libanés Hezbolá.
El Ejercito libanés ha escoltado a unas 250 personas en la ciudad fronteriza de Arsal desde la que los refugiados se dirigen a la ciudad siria de Asal al Ward, al noreste de Damasco.
Una fuente informativa controlada por Hezbolá ha informado de que el convoy de autobuses transporta a 60 familias. Unos 60.000 refugiados permanecen en Arsal.
Este es el segundo grupo de refugiados sirios que regresan a su país a través de la frontera libanesa en el marco del acuerdo alcanzado en conversaciones indirectas entre Hezbolá y el grupo rebelde sirio Saraya Ahl al Sham.
Hezbolá también ha coordinado la operación con el Ejército libanés y el Gobierno sirio por separado, asegurando vías para que los refugiados que quieran regresen a su país.
Varios refugiados se han mostrado ansiosos por volver a su ciudad natal después de varios años en campamentos improvisados en la ciudad fronteriza libanesa. Abeer Mahmoud al Haj, que regresa a su país en una furgoneta junto a su familia, ha explicado que "han pasado tres años y no hemos podido ver a nuestras familias". "Ojalá todos vuelvan a su país".
Desde el inicio del conflicto sirio, Hezbolá ha respaldado al Gobierno del presidente Bashar al Assad, junto a Irán y Rusia, enviando a miles de hombres para combatir a los rebeldes sirios mayoritariamente suníes.
LA ONU RECHAZA EL REGRESO DE REFUGIADOS A UN PAÍS EN GUERRA
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha señalado que no ha formado parte del acuerdo y que es poco alentador el regreso a gran escala de refugiados a un país donde el conflicto aún es atroz. La portavoz de la organización humanitaria en Líbano, Dana Sleiman, ha explicado que "ACNUR no promueve el regreso de refugiados a Siria porque las condiciones no son propicias".
Algunos refugiados se han mostrado reacios a regresar a Siria por temor a que los jóvenes sean reclutados por el Ejército o porque sus pueblos han sido saqueados.
Casi un millón y medio de refugiados sirios han huido a Líbano, equivalente a una cuarta parte de su población. Están dispersos por todo el país, instalándose en campamentos improvisados que generan situaciones de pobreza y donde corren el riesgo de ser arrestados por residencia ilegal o carecer de permiso de trabajo.
El primer ministro libanés, Saad Hariri, se opone firmemente a este tipo de acuerdos, cuestionando la seguridad de los refugiados un vez que regresen al país vecino. Hariri ha pedido que se establezcan zonas seguras en el lado sirio de la frontera al que los refugiados puedan regresar voluntariamente bajo la supervisión de la ONU.
El líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, advirtió el pasado martes en un discurso televisado de que se está acabando el tiempo para los rebeldes sirios de la frontera cerca de Arsal para llegar a acuerdos con las autoridades sirias. "Ya es hora de poner fin a la amenaza de los grupos rebeldes en Arsal". "Queda poco tiempo para alcanzar acuerdos de reconciliación", sentenció.
Nasralá ha elogiado las operaciones que el Ejército libanés ha realizado durante las últimas semanas contra miembros del Estado Islámico y milicianos vinculados a Al Qaeda en redadas en los campamentos de refugiados sirios en Arsal.
A finales de junio, las fuerzas de seguridad arrestaron a varios cientos de personas en las redadas. Un fiscal militar libanés ha ordenado realizar exámenes forenses sobre los cadáveres de cuatro de los arrestados que murieron bajo custodia del Ejército.