MADRID, 15 Sep. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de Corea del Sur ha condenado este viernes el último lanzamiento de un misil por parte de Corea del Norte, reclamando a Pyongyang que ponga fin a sus "imprudentes" provocaciones y que vuelva a la mesa de negociaciones.
En su comunicado, recogido por la agencia surcoreana de noticias Yonhap, el Ejecutivo ha recalcado que hará frente a las provocaciones de Corea del Norte a través de una coordinación cercana con Estados Unidos y otros aliados.
El presidente del país, Moon Jae In, ha ordenado además una aplicación estricta de las últimas sanciones aprobadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas contra el país asiático.
El mandatario ha advertido de que Pyongyang podría llevar a cabo nuevas provocaciones, pidiendo al Gobierno que se prepare para llevar a cabo medidas de respuesta.
El proyectil ha sobrevolado territorio japonés y ha impactado cerca de 2.000 kilómetros al este de la isla de Hokkaido. Tokio ha afirmado que no hay informaciones sobre daños en el país.
El lanzamiento ha tenido lugar un día después de que Corea del Norte amenazara con "hundir" Japón y reducir Estados Unidos a "cenizas y oscuridad" por apoyar la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que impuso nuevas sanciones a Pyongyang por su último ensayo nuclear.
"Las cuatro islas del archipiélago (de Japón) deben ser hundidas en el mar por la bomba nuclear del Juche. Ya no es necesario que Japón siga existiendo a nuestro lado", dijo el Comité para la Paz en Asia-Pacífico de Corea del Norte.
Asimismo, prometió "reducir el territorio continental estadounidense a cenizas y oscuridad". "Descarguemos nuestro rencor con la movilización de todos los medios de represalia preparados hasta ahora", señaló.
El comunicado tildó además a Corea del Sur de "traidores y perros" de Estados Unidos y pidió la disolución del Consejo de Seguridad de la ONU, argumentando que es "una herramienta del mal" integrada por países "sobornados" que actúan según las órdenes de Washington.
La reacción de Pyongyang llegó en respuesta a la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU de aprobar por unanimidad imponer a Corea del Norte el paquete de sanciones más duro contra el país hasta la fecha.
Corea del Norte ha llevado a cabo en los últimos años numerosas pruebas nucleares y balísticas --la última de ellas un ensayo nuclear el 3 de septiembre-- que se han traducido en un endurecimiento del régimen de sanciones internacionales, lo que no ha servido para disuadir a Kim Jong Un.
Las autoridades norcoreanas justifican su escalada nuclear y militar por la necesidad de defenderse de lo que considera movimientos provocadores de Corea del Sur y Estados Unidos.
Las dos Coreas siguen técnicamente en guerra porque solamente firmaron un armisticio para cesar indefinidamente las hostilidades después de enfrentarse entre 1950 y 1953.