Fuerza Aérea de Afganistán
REUTERS
Actualizado: domingo, 21 agosto 2016 10:05

KABUL 21 Ago. (Reuters/EP) -

La Fuerza Aérea afgana se enfrenta a una doble crisis: no solo es demasiado limitada en cuanto a aviones --solo 130 aparatos-- sino que no hay los pilotos suficientes, dos carencias que están afectando negativamente a las operaciones para combatir a los talibán, en especial en el norte y sur del país, donde los insurgentes están ganando terreno.

La falta de apoyo aéreo no solo tiene un impacto negativo en las ofensivas, sino en los procedimientos de evacuación de los heridos. "Hace tres semanas, dos de nuestros policías resultaron heridos en una pelea contra los talibán. Tuvimos que esperar cinco días antes de que pudieran ser trasladados a un hospital", se queja un comandante de la Policía fronteriza en la provincia oriental de Kunar, bajo condición de anonimato. "A veces", recalca, "tenemos que esperar una semana para evacuar a nuestras víctimas".

Los asesores internacionales de la OTAN, responsables de entrenar a las fuerzas afganas, reconocen que están atravesando dificultades a la hora de encontrar a pilotos experimentados. "Nuestro desafío", asume el comandante del grupo de formación de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos en Kabul, el coronel Troy Henderson, "es la falta de capital humano".

Comprar aviones es fácil. El problema reside en encontrar y entrenar a pilotos. Sin embargo, el comandante de las Fuerzas Aéreas, el general Abdul Wahab Wardak, reconoce que los 130 aviones existentes son insuficientes, a pesar de los aparatos que ha enviado Estados Unidos para compensar la retirada de la práctica totalidad de sus tropas.

Las complicaciones logísticas son importantes. Estados Unidos intentó organizar una división de operaciones especiales aéreas con aviones de combate A-29 y de cargamento C-130. Tuvieron para ello que sacar a pilotos de otras unidades. No se puede potenciar una división sin dejar cojeando a otra.

"ESTAMOS EXHAUSTOS"

Al mismo tiempo que la coalición internacional ha reducido el número de operaciones, las misiones de la Fuerza Aérea afgana se han duplicado en los dos últimos años, desde las 10.060 que lanzaron en 2014 a las 22.260 de 2015. Solo de enero a mayo de este año, las Fuerzas Armadas afganas han participado en casi 7.000 misiones. Por contra, las operaciones de combate de Estados Unidos ni siquiera han alcanzado las 6.000.

Como consecuencia, y por poner un ejemplo, ahora mismo hay 12 aviones Cessna C-208 y solo seis equipos --piloto y mecánicos-- para ellos. Y aunque se espera la pronta llegada de otros 24 pilotos, el Ejército estadounidense cree que se trata más de un parche temporal que de una solución definitiva al problema.

"La situación es crítica", lamenta uno de los pilotos de los 208, Saifuddin Popal. "A veces volamos de siete de la mañana a seis de la tarde. Tenemos un límite y si volamos un poco más acabamos exhaustos", recuerda en relación a los nueve aviones destruidos el año pasado, bien por accidentes o problemas de mantenimiento. Sin embargo, el hecho de que hasta ahora solo hayan perdido dos helicópteros Mi-17 en lo que llevamos de año, indica que los pilotos cada vez tienen más experiencia.

Y es importante porque durante el año pasado la Fuerza Aérea se ha convertido en el instrumento de salvación para las tropas que luchan contra los talibán en zonas de acceso casi imposible como Helmand y Kunduz. Con falta de efectivos, sin embargo, será imposible que todas las operaciones por tierra cuenten con apoyo aéreo, sobre todo cuando estas últimas son cada vez más asiduas, en la opinión del piloto de transportes Nazar Mohammad.

ENTRENAR ES UNA COSA, LA EXPERIENCIA ES OTRA

Los pilotos afganos son valientes y constantes --la tasa de abandono no suele pasar del 10 por ciento-- y no hay falta de candidatos --se han presentado 2.000 solicitantes para clases de 110 alumnos--. Pero encontrar material cualificado es muy difícil. Hay que saber leer y dominar un inglés muy técnico.

Está la opción de emplear a contratistas extranjeros pero el Ejército duda a la hora de concederles misiones de envergadura que incrementarían su rol dentro del Ejército a largo plazo, algo que el Gobierno afgano no puede asumir por motivos económicos. Así, los pilotos de la coalición solo pueden volar hacia bases internacionales. Las del Ejército afgano están fuera de su alcance.

La alternativa más empleada ahora consiste en enviar a los pilotos afganos al extranjero --Estados Unidos, República Checa, Emiratos Árabes Unidos--, pero como señalan los oficiales: una cosa es aprender, y otra practicar.

"Hacen falta años para ganar experiencia. Son jóvenes. Están en el frente, lideran las salidas y están tomando decisiones que yo no tomaba hasta que llevaba cinco años de vuelo", reconoce el general de brigada y responsable de la operación de entrenamiento de la coalición, David Hicks. "Para contar con toda esa experiencia se necesita tiempo", concluye.

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