La crisis de los refugiados será imparable si no hay soluciones políticas a los conflictos

Refugiados Siria
Foto: OXFAM
Actualizado: viernes, 11 septiembre 2015 8:57

Lo que vemos en Europa es solo la punta de un iceberg que lleva tiempo formándose

   MADRID, 11 Sep. (Por Paula San Pedro, responsable de Incidencia Política de Oxfam Intermón) -

   La historia nos ofrece miles de casos donde la gente se ha visto obligada a huir de sus casas. Desde los doce millones de esclavos africanos que fueron arrancados de su tierra para cruzar el Atlántico entre el siglo XVI y XIX, pasando por los dos millones de irlandeses que a finales del XIX emigraron por culpa del hambre, sin olvidar al millón de republicanos que buscaron refugio durante la Guerra Civil española, o el desplazamiento forzoso de 16 millones de personas que se produjo con la división entre Pakistán e India en 1946 o a los dos millones de palestinos que tuvieron que buscar asilo en los países colindantes.

   Pero la historia se queda corta ante los casi 60 millones de desplazados que existen actualmente. Una cifra que ya ha superado el record de la Segunda Guerra Mundial. En los cuatro minutos que se tarda en leer este texto, 120 personas habrán tenido que salir de sus casas debido a la guerra, la violencia o la persecución.

   Hoy estamos abrumados y escandalizados ante lo que vivimos a las puertas de nuestros destinos vacacionales como Italia o Grecia. Pero esto que sentimos desde la pequeña Europa como una avalancha de gente es sólo la punta de un iceberg que lleva tiempo formándose.

   Las causas que llevan ahora a la gente a buscar nuevo destino no dejan de ser las mismas que hemos visto en el pasado. Gente que huye del hambre (actualmente 800 millones viven en estas condiciones), gente que huye la desigualdad (en 2016 el 1% de la población poseerá la misma riqueza que el 99% restante), gente que huye de la virulencia climática (el tifón Haiyan en Filipinas desplazó a cuatro millones de personas).

HUIR DE LAS GUERRAS

   Y a ello se suma la gente que huye de las guerras. Y ésta es justamente la razón por la que desde 2011 el número de personas desplazadas forzosamente no ha dejado de aumentar. No es casualidad que ese fuese el mismo año en el que se inició la guerra en Siria, de la que ya han huido cuatro millones de personas. Casi el equivalente a que las ciudades de Madrid y Barcelona quedasen completamente vacías.

   ¿Cómo no huir de un lugar donde te despiertan los morteros, donde una bomba te deja sin casa, donde la gente vive aterrada y estás rodeado de violencia y muerte? La historia ha demostrado que el instinto de supervivencia del ser humano es absolutamente increíble y que hará lo imposible para encontrar un lugar seguro. Aunque eso suponga aventurarse en una travesía peligrosa y quizás mortífera.

   Y por ello seguiremos lamentablemente viendo como centenares o miles de personas llegan a Italia, Grecia o Hungría, si no se frena la sangría que está ocurriendo en sus países de origen.

VOLUNTAD DE RUSIA Y EEUU

   Y frenar la sangría pasa, necesariamente, por acuerdos políticos a los conflictos, pero entramos en los juegos geoestratégicos y de poder que configuran el mundo de hoy. Para acabar con la guerra de Siria o de Yemen, por ejemplo, se necesita que Estados Unidos y Rusia tengan la voluntad de hacerlo.

   Algo que parece muy lejano cuando vemos que tanto uno como otro país arman y dan asesoramiento militar a las distintas partes en conflicto. Cuando vemos que los embargos de armas son vetados por alguno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, o cuando no se cumplen las resoluciones aprobadas por este órgano que al menos darían cierto alivio a quienes viven en medio de la guerra abierta.

   Así es la ecuación. Es muy simple. Si no se ponen soluciones a los conflictos seguiremos viendo oleadas de refugiados que tratan de llegar a Europa para acabar con su desesperación. Y aunque sea por pragmatismo político, por no hablar de humanidad, los miembros de la Unión Europea deberían de exigir al Consejo de Seguridad que no espere más para alcanzar dichos acuerdos.