Jartum y el Consejo de Seguridad han convertido a la misión de paz en Darfur en "la más desalentadora del último medio siglo"
MADRID, 10 Abr. (EUROPA PRESS) -
Las fuerzas de paz de Naciones Unidas se enfrentaron en 2007 al reto de seguir asumiendo nuevas misiones internacionales sin tener recursos suficientes para ello, con los consiguientes efectos en crisis tan graves como la de Darfur, cuya operación de paz se ha convertido en la "más desalentadora del último medio siglo", según se deduce del informe 'Operaciones de paz en el mundo 2008' del Center on International Cooperation de la Universidad de Nueva York.
El mismo informe destaca los llamados "siete pecados capitales" de las labores de mediación internacional en los conflictos, entre los que destacan la "ignorancia" sobre la situación de cada país, la "arrogancia" a la hora de atender a los puntos de vista del país afectado, la sensación de "parcialidad" en los conflictos, la "precipitación" con que se quieren acelerar procesos de paz y la "inflexibilidad" a la hora de reajustar los propios enfoques en virtud de los cambios.
Las labores de mantenimiento de paz "se han convertido en víctimas de sus anteriores éxitos", declaró el redactor jefe del informe e investigador especializado Alhaji Sarjoh Bah, de la Universidad de Nueva York, durante la presentación hoy del informe en Madrid. "Las reiteradas advertencias de que se estaban sobreexplotando los recursos no han impedido al Consejo de Seguridad ni a las organizaciones regionales autorizar nuevas misiones ambiciosas", prosiguió el autor del documento, que ha contado con el apoyo de la sección de Prácticas Recomendadas del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la ONU (DKPO).
Ejemplo de ello es Darfur, la convulsa región del oeste de Sudán. "El Gobierno sudanés sigue obstaculizando el despliegue de la fuerza 'híbrida' de Naciones Unidas y Unión Africana y la situación humanitaria sigue deteriorándose", continuó. La secretaría general de la ONU ha advertido reiteradamente sobre los obstáculos para llevar a cabo la misión, "pero sus advertencias han sido desoídas por el Consejo de Seguridad", lo que ha convertido a la misión de Darfur en "la operación de paz más desalentadora del último medio siglo".
"A principios de 2008, algunos miembros permanentes del Consejo de Seguridad empezaron a eludir sus responsabilidades" en Darfur y "a culpar a la organización de no ser capaz de hacer precisamente aquello que la misma organización ya había advertido de que no podía hacer", prosiguió. "La lección que se saca de ello es que si la ONU tiene la responsabilidad de proteger, debe también tener la capacidad para proteger", añadió.
El informe destaca que hacia finales de 2007 en el mundo había alrededor de 160.000 efectivos de mantenimiento de paz sobre el terreno, de los cuales la ONU aportó alrededor del 50 por ciento. El año pasado, el despliegue de personal uniformado por parte de la ONU se incrementó un diez por ciento, hasta un total de 83.000 personas. A este personal militar se unen cerca de 20.000 civiles integrados en las operaciones de paz de Naciones Unidas.
De acuerdo con estos datos, por segundo año consecutivo Estados Unidos ha sido el máximo contribuyente en las operaciones de paz multilaterales con mandato, en particular a través de las fuerzas de la OTAN desplegadas en Afganistán, Kosovo y, en menor medida, Oriente Próximo. Los tres países que más efectivos han aportado en operaciones exclusivamente de la ONU fueron Pakistán, Bangladesh e India.
Aparte de la ONU, organizaciones como la Unión Europea, la Unión Africana y la OTAN mantuvieron en 2007 cerca de 78.000 militares y policías, la mayor parte de ellos bajo el mandato de la Alianza Atlántica en Afganistán y Kosovo.
MANTENIMIENTO DE PAZ Y POLÍTICA
Los mayores obstáculos a que se enfrentaron las misiones de paz en 2007 se derivaron del fracaso, el estancamiento o incluso la ausencia de procesos políticos, según el informe. "El resultado frecuente ha sido una mayor inseguridad, tanto para las poblaciones civiles como para las propias misiones", explicó el redactor principal del informe.
Estos efectos "paralizantes" causados por las dificultades políticas han sido patentes en casos como el de Kosovo, donde la "incertidumbre política" ha perjudicado a las misiones de paz y donde el reconocimiento de la independencia por parte de Estados Unidos y parte de la UE sin el consentimiento de Rusia y Serbia ha creado "un contexto difícil para la recién autorizada operación de la UE", prosiguió Alhaji Sarjoh Bah.
Otros ejemplos de la forma en que las dificultadas políticas afectan a las misiones de paz se registraron en 2007 en Líbano, cuya misión de la ONU (FINUL) se ha visto "eclipsada por las crisis políticas internas", o en Timor Oriental, un país en el que se han puesto "en duda" los aparentes progresos logrados en 2007 con el intento de asesinato contra el presidente, José Ramos-Horta, y el primer ministro, Xanana Gusmao.
En República Democrática del Congo (RDC), "la creciente inseguridad" en el este del país obligó a la misión de paz (MONUC) a dedicar la mayor parte de 2007 a enfrentarse a la crisis humanitaria causada por el recrudecimiento de los enfrentamientos "en lugar de centrar sus esfuerzos en consolidar la paz a largo plazo", explicó Sarjoh Bah. En cuanto a Afganistán, los mayores problemas han sido la "creciente desconfianza hacia las instituciones políticas centrales", el retraso en el "proceso de construcción de las instituciones básicas" y la falta de seguridad causada por la insurgencia talibán.
Los únicos avances registrados en 2007 se produjeron en Haití, donde los "avances conseguidos en el proceso político" han permitido a la misión de paz (MINUSTAH) contribuir a "garantizar la estabilidad mediante la adopción de medidas enérgicas contra las bandas y los capos de la droga".
LOS "PECADOS CAPITALES" DE LA MEDIACIÓN
El informe advierte también de la necesidad de que se preste más atención a las labores de mediación para que las misiones de paz tengan éxito, ya que "los problemas políticos básicos rara vez se tratan plenamente antes de la llegada del personal de mantenimiento de paz".
Al respecto, dos importantes asesores de la ONU, Lakhdar Brahimi y Salman Ahmed, destacaron en un apartado del informe los "siete pecados capitales de la mediación", el primero de los cuales es la "ignorancia", concretamente "la falta de un 'mapa político exhaustivo del paisaje político y cultural de un país o de los intereses regionales o internacionales.
El segundo "pecado capital" es la "arrogancia", la "tendencia a confiar en exceso en los consejos de aquellos cuyos puntos de vista y procedencia son similares a los propios" y el desconocimiento de los "puntos de vista más diversos, especialmente los procedentes del seno de la comunidad".
El tercer error detectado en el informe es la "parcialidad", en particular la incapacidad para "reconocer y corregir" la imagen de imparcialidad de los mediadores. Derivado de esto, el cuarto "pecado capital" es la "impotencia", derivada de la "incapacidad para mantener la legitimidad como mediador y defensor eficaz de todas las partes interesadas".
Los dos expertos llaman también la atención sobre la "precipitación" con que los mediadores pretenden "acelerar un proceso de paz", socavando con ello "la sostenibilidad del acuerdo de paz a largo plazo y los futuros esfuerzos de mediación", y sobre la "inflexibilidad" de los mediadores, incapaces de "reajustar su propio enfoque" a los cambios que han tenido lugar a nivel local e internacional.
El último "pecado capital" son las "falsas promesas" que se derivan de "la incapacidad de transmitir a todas las partes que es necesario llegar a un acuerdo mutuo y que los procesos de paz suelen avanzar lentamente".