Refugiados desembarcan en la isla de Lesbos
GIORGOS MOUTAFIS / REUTERS
Actualizado: martes, 16 febrero 2016 20:59


LONDRES, 16 Feb. (Thomson Reuters Foundation/EP) -

Europa debe preguntarse cómo quiere ser recordada y responder a la crisis migratoria sin miedo, de forma coordinada y anteponiendo la dignidad y humanidad de las personas, ha afirmado el subsecretario de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR), Garry Conille.

"Entendemos que la situación es compleja (...), pero debemos evitar tomar decisiones basadas en el miedo o el fanatismo", ha advertido el también exprimer ministro de Haití.

La desbordante llegada de refugiados a Europa, en la que es la mayor crisis migratoria registrada en el continente desde la Segunda Guerra Mundial, ha generado una posición de rechazo en algunos países comunitarios, que han construido vallas o endurecido los controles fronterizos para desviar el flujo.

Para Conille, la falta de coordinación entre el amplio número de países involucrados, además de la alta politización y polarización del entorno, contribuye a aumentar la complejidad de la crisis, que se espera deje sobre el continente cerca de tres millones de refugiados hacia finales de 2017.

"Es necesario que haya un consenso en Europa, debe existir una responsabilidad compartida y ante todo solidaridad", ha afirmado el subsecretario de la FICR. "¿Cómo recordará la historia nuestra responsabilidad colectiva ante las urgentes necesidades de asistencia y protección de cientos de miles de hombres, mujeres y niños?, ha añadido.

Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia, durante una reunión celebrada el lunes en Praga, acordaron endurecer los controles fronterizos en los Balcanes en caso de que los intentos de Turquía para limitar el número de llegadas a Grecia fracasen. De forma similar, Austria instó la semana pasada a Macedonia a prepararse para "detener completamente" el flujo de llegadas al sur de su frontera, añadiendo ellos harían lo propio.

Este escenario plantea enormes dificultades para Grecia, el principal punto de entrada de más de un millón de refugiados desde principios de 2015, que ha sido amenazada por sus socios europeos con la expulsión del espacio Schengen en caso de no limitar el número de llegadas.

ATENAS, DESBORDADA

Desde que los países colindantes a Grecia tomaron la decisión de permitir la entrada en exclusiva a los refugiados sirios, afganos e iraquíes, Atenas se enfrenta a un aumento exponencial del número de inmigrantes dentro de sus fronteras, ha advertido la directora de relaciones internacionales de Cruz Roja Grecia, Angelica Fanaki.

"Estamos preparados incluso para eso, pero el problema es que necesitamos equilibrar toda la situación en términos de vulnerabilidad", ha añadido.

Atenas ha reiterado su incapacidad para gestionar la crisis y, dado que no puede hacer regresar a las embarcaciones que llegan a sus costas, ha apelado a Ankara a que controle las salidas de refugiados desde su territorio.

Grecia se enfrenta a altas tasas de desempleo y de personas sin hogar, además de otros muchos problemas económicos inducidos por seis años de recesión y austeridad, bajo los términos de tres rescates financieros.

"LA PARTE OLVIDADA DEL MUNDO"

Mientras tanto, Italia recibe cada vez más personas que huyen de las crisis africanas desatendidas, ha lamentado el presidente de Cruz Roja Italia, Francesco Rocca.

Según Rocca, cerca de 300.000 personas podrían intentar cruzar el Mediterráneo desde el norte de África, el doble que las registradas el año pasado. La mayoría proceden del cuerno de África, "una parte olvidada del mundo en este momento", ha añadido.

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