MADRID, 20 Mar. (EUROPA PRESS) -
La activista y bloguera cubana Yoani Sánchez ha asegurado este sábado que las autoridades cubanas están pidiendo que no se lleven gorras ni se aplauda a la llegada del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al Estadio Latinoamericano este martes cuando comience el partido entre los Tampa Bay Rays y la selección de Cuba que se jugará durante la primera visita de un mandatario estadounidense en funciones a la isla en 88 años.
"'No aplaudir cuando entre Barack Obama y no llevar gorras ni sombreros' son algunas de las advertencias verbales que acompañan a las entradas que se distribuyen para el juego", ha asegurado Sánchez en '14yMedio', el diario fundado por la activista.
Sánchez ha asegurado que el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) cubano ha asegurado que al partido sólo se podrá acceder mediante invitaciones, y que éstas sólo se están entregando a "militantes del Partido Comunista, la Unión de Jóvenes Comunistas y funcionarios confiables".
La bloguera se ha hecho eco del malestar que existen, tanto entre los que han sido invitados como entre los que no, ante las estrictas medidas de seguridad para el acto. En este sentido, Sánchez ha conversado con un contador de una empresa estatal donde se han distribuido algunas invitaciones, y éste ha afirmado que, además de no ir con bolsos ni teléfonos, no se puede llevar "ni la llave de la casa". Además, ha lamentado que haya "que estar allí varias horas antes" y que no puedan entrar con botellas de agua "ni ningún otro líquido".
Por su parte, la peña 'la Esquina Caliente', ha criticado que "los verdaderos fanáticos de la pelota se van a quedar fuera" del partido, aunque Sánchez sostiene que el propio INDER ha aclarado que invitarán a "aficionados de todos los municipios de la capital, de los centros laborales y estudiantiles, integrantes de las peñas deportivas y otros seguidores fieles a esta disciplina".
Además de la histórica visita del presidente a la isla, el partido, que se jugará este martes, se convertirá en el primero que se dispute con la presencia de un equipo de las Grandes Ligas estadounidenses en 17 años.