LASHKAR GAH (AFGANISTÁN), 6 (Reuters/EP)
El fotoperiodista estadounidense David Gilkey, que trabajaba para la radio NPR, murió junto a su intérprete afgano, Zabihulá Tamana, el pasado domingo tras ser atacados el primer día que trabajaban como 'empotrados' junto a las tropas locales, poniendo de nuevo sobre la mesa el peligro al que se enfrentan los reporteros en Afganistán.
Gilkey y Tamana murieron tras una emboscada de los talibán justo después de haberse unido a las tropas afganas en la provincia de Helmand, una de las zonas más inestables del país.
Según un portavoz de la OTAN, el coronel Michael Lawhorn, el equipo de la NPR pasó unos días con las tropas de la coalición y el domingo por la mañana estuvo en la ciudad de Lashkar Gah entrevistando a los agentes locales.
El equipo llevaba una carta del ministro de Defensa afgano en la que pedía a las tropas que escoltaran a los periodistas a la ciudad de Marjah, a 30 kilómetros de distancia.
En el trayecto, un obús alcanzó el vehículo 'Humvee' en el que iban Gilkey y Tamanna provocando un fuego que causó la muerte de ambos. Otros dos periodistas del equipo de NPR que iban en otro vehículo salieron ilesos.
Gilkey era un fotoperiodista experimentado que había informado en las guerras de Afganistán e Irak, así como el conflicto en la Franja de Gaza, el fin del Apartheid en Sudáfrica, el terremoto en Haití, la hambruna en Somalia y el brote de ébola en Liberia. Además, era considerado uno de los mejores fotoperiodistas del mundo y había recibido diversos premios como el George Polk en 2010 y un Emmy en 2007.
En un video que Gilkey publicó el pasado 13 de mayo, justo antes de partir a Afganistán, mostraba su entusiasmo por acercarse a la realidad del país. "A través de mis fotografías siempre intento mostrar cómo es la vida de los que tienen que trabajar ahí", dijo en el vídeo.
Por otro lado, Tamanna, casado y padre de tres hijos, era un periodista afgano que trabajaba como intérprete para diversos medios como la agencia china Xinhua y la agencia turca Anadolu.
Las tropas afganas recuperaron los cuerpos de los fallecidos y los llevaron al Campamento Shorab. Más tarde, helicópteros del modelo CH-47 los transportaron hasta el aeródromo de Kandahar.