MADRID 22 Oct. (Por Anthony Ngororano, representante de ONU Mujeres en Haití) -
Cuando sobrevolababa la localidad costera de Jeremie, en el sur de Haití, tenía debajo una devastación sobrecogedora. Árboles reducidos a astillas, tierras de pasto desperdiciadas, casas volcadas, carreteras y vías de suministros de medicinas, comida y agua destruidas, comunidades enteras destrozadas, sin formas de subsistencia. Pensé: 'Si se ve así de mal desde aquí arriba, ¿cómo debe ser allí abajo'.
El 4 de octubre, el huracán 'Matthew', el más fuerte que ha visto Haití en una década, avanzó rápidamente por el país llevando con él muerte y destrucción, especialmente en los departamentos de Sur, Grand'Anse y Nippes. Hasta el 12 de octubre, se había cobrado 473 vidas.
Se calcula que más de 2,1 millones de personas --el 19 por ciento de la población haitiana, o uno de cada cinco-- se han visto afectadas y el número de heridos también es alto. Más de 1,4 millones de personas --el 12 por ciento de la población-- necesitan asistencia humanitaria.
Las crisis no son neutrales en cuanto a géneros, afectan de forma desproporcionada a las mujeres, especialmente en contextos donde existen normas discriminatorias. Con frecuencia, mueren más mujeres que hombres durante los desastres naturales, ya que escapar es menos prioritario que la seguridad de la familia y los niños. En el ciclón de 1991 en Bangladesh, murieron cinco veces más mujeres que hombres y en el tsunami del Índico hubo un 67 por ciento de víctimas mujeres.
Haití no es una excepción: los más vulnerables y los más afectados por el huracán 'Matthew' son las mujeres y los niños. Incluso cuando las mujeres sobreviven, tienen por delante un tiempo increíblemente duro para reconstruir sus vidas. Además de la pérdida de la vivienda, la forma de vida y la familia, están expuestas a otras amenazas como la violencia de género y los riesgos sanitarios.
Los datos de la ONU demuestran que el 60 por ciento de las muertes maternas prevenibles tienen lugar en contextos de crisis y al menos uno de cada cinco mujeres refugiadas o desplazadas habrían sufrido violencia sexual. Las mujeres y las niñas afectadas por el huracán 'Matthew' deben tener un acceso igualitario a la asistencia humanitaria, especialmente las más vulnerables como las cabezas de familia, embarazadas y lactantes, viudas y discapacitadas.
Las lecciones del pasado nos recuerdan que este acceso igualitario no puede ser a expensas de la seguridad. En los momentos posteriores del devastador terremoto de 2010 en Haití, muchos campamentos estaban saturados, con espacios inseguros para vivir y sin las adecuadas instalaciones de saneamiento. También estaban mal iluminados, lo que llevó a ataques nocturnos contra mujeres que caminaban a recoger agua.
ATENCIÓN ESPECÍFICA
Para que la acción humanitaria realmente suponga una ayuda y una recuperación para todos, el acceso diferenciado de las mujeres a esta asistencia debe ser una realidad, por ejemplo mediante la provisión de instalaciones de saneamiento específicamente para ellas.
En la respuesta posterior al terremoto de 2010, las voces de mujeres de la sociedad civil haitiana quedaron fuera de la Evaluación de las Necesidades tras el Desastre del Gobierno, el documento guía para todos los trabajos de ayuda y recuperación. Como resultado, sólo reflejó cuestiones de género en uno de cada ocho temas.
Implicar a las mujeres afectadas por la crisis, como líderes y participantes, y contar sus necesidades específicas en todas las áreas de la respuesta humanitaria es una obligación de Derechos Humanos. Necesitamos hacer más y hacerlo mejor esta vez.
Después del terremoto de 2010, hubo mujeres y adolescentes de campos de desplazados que tuvieron que mantener 'sexo transaccional'. Los programas de dinero a cambio de trabajo ayudan a las mujeres a emprender, no sólo ofrecen un camino para su recuperación económica, sino que también atajan el origen de este tipo de mecanismos.
Sin embargo, las pruebas demuestran que estos programas a menudo van dirigidos a hombres. Por ejemplo, el 76 por ciento de los programas de dinero por trabajo en el campamento de refugiados de Zaatari han sido para hombres. En Haití, donde el 41 por ciento de los hogares están encabezados por una mujer, sería un grave error.
Además, la evidencia demuestra que dirigirse mejor a las mujeres y a las niñas refuerza el impacto de la acción humanitaria. También da la posibilidad de revertir la discriminación de género existente, por ejemplo, incluyendo a mujeres y hombres por igual en los equipos de evaluación, en las comisiones y en posiciones de liderazgo.
SOBRE EL TERRENO
Cuando nuestro avión aterrizó en Jeremie, visitamos un refugio y hablé con desplazadas, así como con un grupo de organizaciones de mujeres. Discutimos sus prioridades y preocupaciones y cómo podríamos hacer para ayudarlas mejor. Una preocupación inmediata consistía en recibir trigo en lugar de arroz, lo que complicaba que pudiesen alimentar a sus hijos.
También hay un gran número de desplazados que viven en barrios donde las casas no se han visto gravemente afectadas. Una funcionaria del Ministerio nos dijo que estaba acogiendo a 37 personas; el tamaño medio de un hogar en Haití es de seis personas.
Nos reunimos con mujeres involucradas en el sector de la pesca, cuya principal preocupación era que habían perdido su forma de vida. Las mujeres que se habían refugiado en escuelas expresaron su preocupación por la reapertura de los centros y se preguntaban adónde irían después.
ONU Mujeres está acelerando sus trabajos en Haití para cubrir las necesidades inmediatas de la población afectada, poniendo a las mujeres en el centro de nuestra respuesta. ONU Mujeres pretende facilitar su acceso a la protección vital y a los servicios humanitarios.
Se han proyectado ya varias acciones inmediatas, tales como la implantación de iniciativas de dinero por trabajo destinadas a que las mujeres pueden volver a levantarse. Estamos trabajando con organizaciones de mujeres y grupos de base, alentando a estas organizaciones para que encabecen y vigilen las intervenciones de respuesta a la crisis.
La devastación provocada por el huracán 'Matthew' se ve todavía peor cerca, sobre el terreno. Excluir a las mujeres o dedicarles sólo la mitad de la respuesta humanitaria sería una catástrofe que no nos podemos permitir. Aprendiendo de las lecciones del terremoto de 2010, el Gobierno haitiano y los actores humanitarios deben hacerlo bien con las mujeres y las niñas. Todo Haití se beneficiará.