Los demócratas han evolucionado desde el apoyo a la esclavitud y los republicanos desde el abolicionismo
MADRID, 11 Oct. (EUROPA PRESS) -
Estados Unidos tiene un sistema bipartidista consolidado desde hace más de un siglo en el que el Partido Demócrata es, a priori, el que defiende una política más progresista, y el Partido Republicano el que representa una postura mucho más conservadora. Pero no siempre fue así, de hecho, en sus inicios ambas formaciones defendían las posturas que ahora sostiene su rival.
Aunque el primer presidente del país, George Washington, no quería que hubiera partidos, estos tardaron poco en surgir. En la década de 1790 el secretario de Estado, Thomas Jefferson, funda el Partido Demócrata-Republicano, mientras que el secretario del Tesoro, Alexander Hamilton, funda el Partido Federalista.
Este segundo, partidario de un gobierno federal fuerte y que contaba principalmente con el apoyo del noroeste urbano y comercial del país, entró en crisis a principios del siglo XIX y terminaría desapareciendo. Con ello dejó vía libre para la consolidación de los demócratas-republicanos, partidarios de un gobierno federal limitado y mayor autonomía para los estados.
El partido fundado por Jefferson, que representaba los intereses de los estados del sur más agrarios y partidarios de la esclavitud, es visto por algunos como el embrión del actual Partido Demócrata. Sin embargo, el partido con este nombre propiamente dicho no surge hasta que Andrew Jackson, elegido presidente en 1828, lo funda. En sus inicios, sus apoyos eran principalmente agricultores y su postura era contraria a la modernización de la industria.
En 1834, una serie de legisladores contrarios a Jackson se unen para formar el Partido Whig, defensores de la meritocracia, la libertad empresarial, la iniciativa privada y un mayor poder del gobierno federal.
Whigs y demócratas se alternaron en la presidencia en los 20 años siguientes, pero el creciente debate en torno a la esclavitud hizo mella en los primeros, por lo que la formación terminó desintegrándose.
PARTIDO REPUBLICANO
Muchos de sus miembros, junto a antiguos integrantes demócratas-republicanos y a otros políticos a los que unía su antiesclavismo y su oposición a Jackson, terminarían fundando el Partido Republicano en marzo de 1854. El partido ganó rápidamente apoyo entre los estados del norte por su postura abolicionista, su defensa del proteccionismo comercial y la inversión en obras públicas.
En 1860 la nueva formación conseguía la Casa Blanca con Abraham Lincoln como presidente. Su elección provocó las iras de los estados del sur, que anunciaron la creación de la Unión de Estados Confederados, desencadenando la Guerra Civil, en la que el norte abolicionista terminó imponiéndose al sur esclavista.
Los republicanos fueron vistos como los vencedores y se hicieron con el apoyo de los estados del sur, donde se suspendió el derecho a voto de los blancos y solo se permitió durante un tiempo votar a los antiguos esclavos. Esto explica que en las décadas siguientes y hasta bien avanzado el siglo XX, el Partido Republicano fuera el favorito de los afroamericanos.
El final de la guerra dejó a los demócratas sumidos en una crisis, aunque con el voto de los blancos del sur garantizado igualmente durante décadas. El dominio republicano en las elecciones presidenciales hasta 1932 fue contundente, con la salvedad de los dos mandatos de Grover Cleveland (1885-1889 y 1889-1893) y de Woodrow Wilson (1913-1921).
THEODORE ROOSEVELT
En este periodo se produce uno de los puntos de inflexión, además del fin de la esclavitud, en la historia de los dos grandes partidos de Estados Unidos. El republicano Theodore Roosevelt, quien asumió la Presidencia en 1901 tras el asesinato de William McKinley, adoptó una línea más progresista, principalmente en el plano económico.
Tras decidir no buscar su reelección, Roosevelt designó como su 'delfín' a William H. Taft, quien conseguiría imponerse en las elecciones de 1909, pero descontento con su gestión, le retó en las primarias republicanas de 1913 y, tras no ser el elegido, optó por abandonar el Partido Republicano y fundar el Partido Progresista, lo que dividió el voto republicano y permitió la victoria del demócrata Wilson.
El periodo de entreguerras volvió a estar dominado por los republicanos. El partido experimenta en ese lapso una vuelta a los valores de la 'Vieja América' basado en el aislacionismo, el protestantismo, la prohibición --en estos años se produce la Ley Seca-- y la protección.
Bajo el mandato de Calvin Coolidge se recortaron los impuestos a las empresas y se redujo el gasto, además del tamaño del gobierno. Los años de prosperidad económica durante la década de los 1920 hacen que el respaldo a los republicanos sea incontestable, hasta que estalló la Gran Depresión.
A medida que la crisis se agudizaba, la incapacidad de Herbert Hoover, un republicano progresista, de dar respuesta con un aumento de los impuestos y un recorte del gasto allanó el camino para la aplastante victoria del demócrata Franklin D. Roosevelt en 1932.
FRANKLIN D. ROSEVELT Y EL 'NEW DEAL'
Su paso por la Casa Blanca es otro de los puntos de inflexión en la historia de los dos grandes partidos y en el giro de 180 grados que han dado a sus políticas desde su creación. El 'New Deal' de Roosevelt, es decir, su política de intervencionismo del estado en la economía y el establecimiento de sindicatos fuertes --cuyo respaldo a los demócratas se mantiene hasta la fecha-- fueron claves para cambiar la base del electorado del partido.
Los demócratas también aprovecharon este periodo para ganarse el apoyo de la nueva generación de estadounidenses llegados a las ciudades principalmente del sur y el este de Europa de todos los credos y arrebatar el que había sido hasta ahora uno de los principales nichos de voto de los republicanos: la comunidad afroamericana.
Los republicanos consiguieron volver a la Casa Blanca en 1953 con Dwight Eisenhower, el general que había liderado a las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial, quien consiguió un segundo mandato en 1956 pese a haber sufrido un infarto.
DERECHOS CIVILES
En 1961, John F. Kennedy devuelve la Presidencia a los demócratas, pero sería bajo el mandato de su sucesor, Lyndon B. Johnson, cuando el partido rompe definitivamente con su pasado esclavista y se aprueban las leyes de Derechos Civiles. Esto genera división en el partido, ya que los demócratas sureños se oponen, y rompe definitivamente el tradicional respaldo que los blancos del sur mantenían hacia el partido, si bien al mismo tiempo termina de robar del todo el apoyo de los afroamericanos a los republicanos.
Por su parte, los republicanos vieron surgir en esta década en sus filas una corriente conservadora y contraria al 'establishment' del este, que presentó como candidato al senador Barry Goldwater en 1964. Aunque ese año fue derrotado por Johnson, los expertos coinciden en que a partir de entonces los candidatos republicanos han sido más conservadores.
En 1970 Richard Nixon llega a la Casa Blanca aprovechando la división entre los demócratas, consiguiendo en su primer mandato unir a conservadores y republicanos en su partido, además de atraer por primera vez a un buen número de blancos del sur. El escándalo 'Watergate' supuso el final anticipado de su carrera y dejó maltrecho al partido, lo que en 1976 impidió a Gerald Ford (su vicepresidente y que terminó el mandado) revalidar el cargo.
Desde ese momento demócratas y republicanos se han sucedido en la Presidencia, sin que sus posiciones políticas hayan cambiado de forma considerable. Tanto el demócrata Jimmy Carter (1977-1981) como el republicano George Bush (1989-1993) solo gozaron de un mandato, mientras que Ronald Reagan (1981-1989), Bill Clinton (1993-2000), George W. Bush (2001-2008) y Barack Obama (2009-2016) han cubierto los dos permitidos.