DERA ISMAIL JAN (PAKISTÁN), 19 (Reuters/EP)
Umar Mansoor es el supuesto cerebro del ataque perpetrado el pasado 16 de diciembre contra una escuela de Pesahawar, el más mortífero que ha sufrido Pakistán en todos estos años de insurgencia islamista. Sin embargo, sus aliados más cercanos le describen como un héroe para los jóvenes con aficiones tan mundanas como el deporte.
Mansoor es uno de los siete talibán paquistaníes que aparecen en un vídeo difundido esta semana por Internet para reivindicar este brutal atentado contra un colegio para hijos de militares que dejó 144 muertos, de los cuales 132 eran niños.
Seis talibán paquistaníes han confirmado a la agencia de noticias Reuters que Mansoor es el autor intelectual del ataque a la escuela de Peshawar y cuatro de ellos le han señalado como hombre de confianza de Mulá Fazlulá, líder del grupo insurgente que ordenó matar a la activista estudiantil Malala Youssafzai.
Mansoor, de 36 años de edad, se unió a los talibán paquistaníes en 2007. Hasta entonces, estuvo trabajando como obrero en la ciudad de Karachi. Sus estudios se limitan a los adquiridos en una escuela secundaria de Islamabad y en una madrasa.
Su aspecto es el de cualquier talibán: una frondosa barba, vestido con túnica y armado con un fusil, aunque, no es especialmente imponente, al menos en el físico. De hecho, los que le conocen se dirigen a él como 'Flaco'.
Pero este adjetivo no define su carácter. "Sigue estrictamente los principios de la yihad", ha dicho uno de los talibán. "Es estricto con los principios", hasta el punto de que "ha dejado atrás a muchos jefes por tener una posición indulgente con el Gobierno".
No obstante, también tiene su lado "amable". "Es muy popular entre los jóvenes, debido a su valentía y audacia", ha señalado, destacando que Mansoor "tenía una mente fuerte desde joven". "Siempre se peleaba con otros chicos", ha añadido.
En esta faceta personal destaca también su afición por el deporte. "Le gusta jugar voleibol", ha dicho otro talibán, revelando que "dondequiera que desplaza su oficina, instala una red". "Es bueno", ha asegurado.
NIÑOS, EL NUEVO OBJETIVO
A pesar de que Mansoor tiene dos hijas y un hijo no le tembló la mano para orquestar el ataque contra la escuela de Peshawar. "Si nuestras mujeres y niños mueren como mártires, sus hijos no escaparán", dijo al reivindicar esta acción.
Este atentado marca el punto de inflexión en los enfrentamientos entre el Gobierno y la insurgencia en Pakistán, ya que hasta ahora las mujeres y los niños habían quedado excluidos como objetivos estratégicos.
Los talibán paquistaníes han especificado que este atentado forma parte de la respuesta a la ofensiva militar que el Gobierno de Nawaz Sharif lanzó el pasado mes de junio. Los insurgentes denuncian que ha habido ejecuciones extrajudiciales.
Muchos tribunales tienen en sus manos casos de hombres que desaparecieron estando bajo custodia de los servicios de seguridad. Algunos cuerpos fueron encontrados con las manos atadas a la espalda y disparos en la cabeza, o desmembrados y metidos en sacos.
Algunos funcionarios de seguridad aseguran en privado que los tribunales son tan corruptos y temerosos que es casi imposible condenar a los talibán. "Uno arriesga su vida para atrapar a los terroristas y los tribunales siempre los liberan", ha lamentado un funcionario. "Si los matan, entonces no regresan", ha sentenciado.