La drástica reducción de ingresos ha llevado a los milicianos a bajar salarios y subir impuestos y multas en Irak
BAGDAD, 28 Jul. (Reuters/EP) -
Las derrotas sufridas en el campo de batalla por el grupo terrorista Estado Islámico han dejado al borde del colapso su otrora potente mercado de venta de petróleo, gracias al cual llegó a amasar grandes cantidades de dinero en las primeras fases de su autoproclamado 'califato'.
El grupo yihadista ha perdido el control de varios yacimientos clave en Irak --ya sólo tiene acceso parcial a dos de las cinco explotaciones que llegó a dominar-- y tiene dificultades para exportar el crudo extraído de las zonas bajo su control. Según fuentes de seguridad y autoridades locales iraquíes, el contrabando se habría reducido en un 90 por ciento.
Estado Islámico solía sacar al menos 50 camiones cargados desde los yacimientos de Qayara y Najma, al sur de Mosul, en la mayoría de los casos para venderlo en Siria como combustible, según un portavoz del consejo provincial, Abdul Rahman al Wagga. Ahora, con las fuerzas iraquíes "cada vez más cerca" y con la coalición liderada por Estados Unidos intensificando sus bombardeos en la zona, "apenas pueden vender cinco tanques pequeños".
Sin embargo, la falta de acceso e información complica cualquier estimación sobre las cuentas de Estado Islámico, que habría llegado a ganar "en sus mejores días" --en la segunda mitad de 2014-- casi 700.000 dólares diarios gracias a los yacimientos de Irak, según el director ejecutivo del Instituto de Energía, Luay al Jatteeb.
La cifra dada por Al Jatteeb es conservadora habida cuenta de que fuentes de los servicios de seguridad y un asesor del Ministerio del Petróleo llegaron a decir que en abril de 2015 los ingresos diarios ascendían al millón de dólares; incluso después de perder los yacimientos de Ajil y Himreen, cerca de la ciudad de Tikrit.
En mayo de este año, Estados Unidos calculó los ingresos de Estado Islámico en 250 millones de dólares anuales, teniendo en cuenta los territorios bajo su control tanto en Irak como en Siria. Desde entonces, los yihadistas no habrían hecho más que retroceder.
NUEVOS MÉTODOS
El cambio de la situación sobre el terreno ha obligado a Estado Islámico a tirar los precios, de tal forma que ha llegado a bajar de 6.000 a 2.000 dólares por tanque el precio del producto procedente de Qayara y Najma.
Además, según un portavoz del Ministerio del Petróleo, los milicianos se han visto abocados a utilizar métodos precarios para extraer el crudo, como los bombeos mediante irrigación de agua.
La situación para la economía de Estado Islámico podría empeorar aún más si finalmente las fuerzas iraquíes lanzan la ofensiva sobre Mosul. Un portavoz del servicio antiterrorista iraquí, Sabá al Numan, ya ha confirmado la destrucción de "casi todas las instalaciones y depósitos de almacenamiento utilizados para vender petróleo" en zonas cercanas.
"Hemos obtenido todas las coordenadas del Ministerio de Petróleo y los ataques aéreos han ido detrás de cada camión con petróleo", ha añadido. Al Numan ha asegurado que estos bombardeos habrían reducido el contrabando en torno a un 95 por ciento.
Un comerciante con base en Mosul, Abdu Abdulá, ha explicado que la mayoría de los negocios se cancelaron después de que hace medio año unos cien camioneros muriesen por un ataque cuando "intentaban llevar petróleo a Siria".
Los transportistas se niegan ahora porque consideran que la desértica ruta entre Mosul y Siria "se ha convertido en una trampa mortal". Algunos han intentado --sin éxito-- esquivar los bombardeos pintando letreros en sus vehículos en los que dicen llevar agua potable.
RECORTES
La pérdida de ingresos ha llevado a la organización yihadista a recortar en una tercera parte los salarios de sus trabajadores, según un portavoz de los equipos de seguridad en la provincia de Saladino, Muthana Jbara.
También han subido los impuestos para agricultores y ganaderos, transportistas y comerciantes, al tiempo que se han disparado las multas por delitos menores del código religioso como fumar o afeitarse la barba.