WASHINGTON 13 Dic. (Reuters/EP) -
Miles de consumidores han tenido que ser evacuados de varios centros comerciales en al menos tres estados de Estados Unidos este sábado a causa de amenazas de bomba y alarmas que han interrumpido uno de los días de compras más potentes del año.
Una maleta vacía fue la causa de la evacuación de unas 500 personas la mañana del sábado en varias tiendas de Largo, un centro comercial al aire libre ubicado cerca de Tampa, en Florida. Un equipo de bomberos presentes en la escena debido a una llamada no relacionada se percataron de la presencia de una maleta en un carro de la compra de una de las tiendas, artículo que consideraron sospechoso, tal y como han explicado desde el departamento de Policía.
En Hackensack, Nueva Jersey, el centro comercial de dos plantas Shops at Riverside también fue evacuado después de que las autoridades vieran una amenaza de bomba garabateada en la pared de uno de los baños, según el departamento del sheriff del condado de Bergen.
Por último, el centro comercial Animas Valley, en Farmintong, Nuevo México, también tuvo que ser evacuado y clausurado después de que la Policía comenzara un operativo de búsqueda. Las autoridades habían sido informadas por una mujer que había leído una amenaza de bomba escrita en la pared del baño, según Georgette Allen, agente de prensa del departamento de Policía de Farmintong.
Todos los establecimientos reabrieron sus puertas tras comprobar que no había ninguna bomba en los lugares, pero todos ellos sufrieron importantes pérdidas debido a las horas de cierre en el penúltimo sábado antes de Navidad, uno de los días más importantes para las compras del año.
La multitud de compradores en Navidad supone vigilancia adicional tanto a la Policía como a los gestores de los centros comerciales. Las autoridades se encuentran investigando no sólo estos incidentes, sino también una serie de amenazas de bomba que fueron halladas esta semana escritas en las paredes de los baños de varias escuelas.
Todas estas evacuaciones han tenido lugar en un momento en el que Estados Unidos ha extremado la vigilancia en espacios públicos de todo el país, una semana después de que una pareja abriera fuego contra un centro en San Bernardino, California, matando a 14 personas en lo que el FBI ha considerado un acto de terrorismo.