MADRID, 23 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las condiciones meteorológicas extremas y sus consecuencias para el desarrollo económico, la seguridad alimentaria, la salud y la migración supusieron en 2017 unos costes de 320.000 millones de dólares (unos 260.000 millones de euros), una cifra sin precedentes históricos, según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La declaración sobre el estado del clima mundial evalua los efectos económicos de una serie de desastres entre los que destacan una gran actividad ciclónica en el Atlántico norte, las inundaciones causadas por los monzones en el subcontinente indio y las sequías en zonas de África Oriental.
Los termómetros registraron temperaturas 1,1 grados por encima de los niveles preindustriales, lo que sitúa al lustro comprendido entre 2013 y 2017 como el más caluroso de la historia, mientras que la concentración de CO2 alcanzó los 400 partes por millón, por encima de las variaciones de entre 180 y 280 de los últimos 800.000 años.
La temperatura en la superficie del mar a escala mundial cerró 2017 por debajo de los niveles de 2015 y 2016, pero aun así fue la tercera más cálida jamás registrada, a lo que se suma que la extensión del hielo marino se ha situado muy por debajo de la media del periodo 1981-2010, tanto en el Ártico como en la Antártida.
"El planeta enfrentará un futuro más cálido y una mayor cantidad de fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos", ha afirmado el secretario general de la OMM, que ha advertido también de que la tendencia persiste en el arranque de 2018.
SALUD Y MIGRACIONES
Los desastres climatológicos acarrean no solo repercusiones socioeconómicas, sino también sanitarias, como lo demuestra el hecho de que el riesgo de contraer enfermedades relacionadas con el calor o de fallecer como consecuencia de este ha aumentado de forma constante desde 1980. Actualmente, casi el 30 por ciento de la población mundial vive en zonas donde se alcanzan temperaturas potencialmente letales al menos 20 días al año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los problemas sociopolíticos como la emigración también pueden estar íntimamente ligados al clima y solo en 2016 23,5 millones de personas tuvieron que migrar debido a desastres meteorológicos, en su mayoría crecidas de ríos o tormentas acaecidos en la región de Asia-Pacífico. Entre noviembre de 2016 hasta diciembre de 2017, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) registró 892.000 desplazamientos en Somalia por la sequía.