HELSINKI, 17 Mar. (Reuters/EP) -
El flujo de refugiados e inmigrantes desde Rusia a Finlandia ha descendido en marzo, según ha informado este jueves el Gobierno finlandés, tras el acuerdo alcanzado entre los dos países para mejorar la cooperación entre sus fronteras.
"Ningún solicitante de asilo ha cruzado la frontera desde el 29 de febrero", ha informado el ministro del Interior finlandés, Petteri Orpo, en un comunicado.
A principios de 2016, Finlandia criticó a Rusia y a su dirigente "de la época zarista" por permitir que aumentara el número de solicitantes de asilo sin visado finlandés que cruzaban por su frontera ártica, y ha mantenido desde entonces varios encuentros bilaterales.
La frontera de Finlandia con Rusia, de 1.340 kilómetros, marca el límite externo del espacio Schengen de la Unión Europea. Helsinki ha mostrado su preocupación por la posibilidad de convertirse en una ruta popular para los inmigrantes y refugiados cuando mejore el tiempo debido al cierre de las fronteras de la ruta balcánica.
Cerca de 1.000 solicitantes de asilo entraron en Finlandia desde Rusia durante los dos primeros meses de 2016, frente a los 700 que lo hicieron en todo el año 2015. El Gobierno ha señalado que muchos de ellos eran afganos e indios y que en su caso no estaban huyendo de la guerra o la persecución.
Algunos han vivido en Rusia durante mucho tiempo, ha explicado Orpo. "Rusia es un país seguro que puede ofrecer protección internacional", ha añadido.
Según ha informado el Kremlin, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha insistido a las fuerzas de seguridad rusa para que intensifiquen la vigilancia del flujo de refugiados en la frontera con Finlandia.
"Veo esto como una prueba del concepto, una ayuda a Finlandia y a la Unión Europea", ha explicado Charly Salonius-Pasternak, el principal investigador del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales. "Rusia ha demostrado que puede trasladar personas a lugares como su frontera norte con Finlandia, y controlar totalmente el flujo de inmigrantes", ha añadido.
Orpo informó a Reuters en enero de que el Gobierno temía que el cierre de las fronteras balcánicas les convirtiera en un nuevo punto de entrada para los refugiados. "El número es pequeño, pero el fenómeno es muy preocupante", explicó.
Estonia y Letonia, países vecinos de Finlandia, también han comenzado a cerrar sus fronteras con Rusia debido al miedo de que la región se convierta en el nuevo punto de entrada para los inmigrantes que buscan llegar a la Unión Europea.