La región de Kasai, que ha acogido a los más de 250.000 retornados, es una de las más pobres de RDC y hay riesgo de que resurja el conflicto
MADRID, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los más de 257.000 congoleños a los que Angola ha obligado a abandonar el país en las últimas semanas se encuentran en una situación desesperada y necesitan urgentemente ayuda, ya que la región de Kasai, a la que han llegado, es una de las más pobres de República Democrática del Congo (RDC) y su población apenas tiene ya para sobrevivir, alerta Oxfam.
"Mucho de los que se vieron obligados a huir han experimentado o sido testigos de grave violencia en Angola", denuncia el director de Oxfam en RDC, Chals Wontewe. "Traumatizados y hambrientos, necesitan desesperadamente ayuda", subraya, precisando que requieren "comida y agua potable y ayuda para regresar a salvo con sus familias".
Muchos de los que han huido de Angola han contado que han sido víctimas de violencia como palizas, agresiones sexuales y violaciones, mientras que otros han sido robados y han visto destruidas sus viviendas. En algunos casos han tenido que caminar durante días sin comida o cobijo y se espera que el éxodo continúe en los próximos días, según la ONG.
Buena parte de los que se han visto obligados a regresar a RDC habían emigrado a Angola en busca de empleo --a menudo trabajaban en las minas de diamantes-- y muchos tenían permisos de trabajo en el país.
Yvette, una enfermera de 40 años, es una de ellas. Tras trabajar desde hace diez años en Angola y pese a su documento de residencia, fue detenida. "Todo ocurrió en unos pocos días. Primero escuchamos sobre la decisión de que nos iban a expulsar por el jefe del barrio. Luego, hubo ambulancias con megáfonos difundiendo mensajes en los que se aconsejaba a los extranjeros que se marchara y luego llegaron soldados fuertemente armados", cuenta a Oxfam.
"VIOLARON A MI HIJA"
Otros, como Jean, un fotógrafo y padre de tres hijos, se habían refugiado en el país vecino huyendo del conflicto en RDC. "Tenía miedo del conflicto y quería salvar a mi familia, pero un día llegó un gran número de hombres armados a mi casa junto con seis soldados", explica.
"Me encerraron en casa, me ataron las manos y me tiraron al suelo. Mientras no podía moverme, cogieron a mi hija y la violaron", relata, asegurando que su hija está "totalmente en shock". "Estoy haciendo todo lo posible para ayudarla. Estos hombres nos robaron todo lo que teníamos", ha añadido.
La región de Kasai, en el sur del país, es una de las más pobres y se enfrenta ya a altos niveles de malnutrición, además de a un brote de cólera y a la amenaza de que el conflicto en que estuvo inmersa en los últimos dos años resurja.
"Las comunidades en Kasai están haciendo todo lo que pueden para ayudar pero ya tienen problemas para hacer frente a la pobreza, el hambre y la enfermedad", subraya el director de Oxfam, que precisa que "las familias están acogiendo a hasta 30 de los retornados pese a que sus propios hijos ya tienen desnutrición aguda".
Así las cosas, desde Oxfam piden a las autoridades angoleñas que "respeten los derechos de los refugiados y aquellos que tienen documentos de residencia oficiales y garanticen que las personas no son atacadas o humilladas sea cual sea su estatus", reclama Wontewe, que recuerda que "se debería permitir a quienes abandonan el país que lo hagan de forma segura y digna".
RIESGO DE ENFERMEDADES Y DE QUE RESURJA EL CONFLICTO
Por otra parte, la ONG alerta de que esta llegada masiva de personas a Kasai en plena temporada de lluvias plantea un importante riesgo para la salud en una región donde ya hay una epidemia de cólera y donde el agua potable y el saneamiento escasean.
Oxfam teme también que el conflicto vuelva a Kasai y la llegada masiva de retornados y la escasez de recursos haga que la violencia intercomunitaria resurja. Para evitarlo, la ONG está distribuyendo dinero en efectivo a los más vulnerables y confía en poder incrementar su respuesta.
Pero para ello, hacen falta fondos. "Esta crisis necesita urgentemente fondos y una rápida respuesta para ayudar al gran número de personas extremadamente vulnerable", alerta el responsable de Oxfam en RDC.