ISLAMABAD, 1 Mar. (Reuters/EP) -
Decenas de miles de paquistaníes han aplaudido y lanzado flores al ataúd del guardaespaldas ejecutado este lunes 29 de febrero por el asesinato en 2011 del gobernador de Punyab, la provincia más importante del país.
Mumtaz Qadri es considerado un héroe por asesinar en 2011 al gobernador de Punyab, Salman Tasir, que era partidario de reformar la ley contra la blasfemia en el país, que contempla penas de cárcel y hasta la pena de muerte por insultar al Islam o al profeta Mahoma.
La seguridad durante su funeral ha sido muy fuerte, la Policía ha bloqueado las carreteras del parque Liaquat Bagh en la ciudad de Rawalpindi, pero miles de seguidores han llegado a pie.
"¡Vive! ¡Qadri vive!", han coreado los simpatizantes que han rodeado el ataúd y le han lanzado flores. "¡Desde su sangre, la revolución llegará!", han gritado. Los grupos religiosos extremistas en Pakistán defienden que Tasir merecía morir porque él mismo cometió blasfemia al criticar la ley y apoyar a una mujer cristiana que, según defendía, había sido injustamente acusada de un crimen.
Las primeras movilizaciones a favor de Qadri comenzaron el lunes, después de que se corriera la voz de que había sido ejecutado.
"Mumtaz Qadri es un héroe para el Islam. Envió al infierno a una persona que se mostraba irrespetuosa ante el sagrado profeta", ha defendido Tahir Iqbal Chistie, miembro del movimiento extremista suní Tehreek, durante las protestas del lunes.
El líder del conservador Consejo de la Ideología Islámica, Mohamad Sherani, ha rechazado apoyar la acción de Qadri. "Nadie está por encima de la ley", ha asegurado a los periodistas según ha informado el diario 'Express Tribune'. "Respeto los sentimientos religiosos de Qadri pero respeto aún más la Constitución de Pakistán", ha añadido.
El asesinato de Tasir puso en evidencia la lucha entre los elementos más conservadores y más liberales de la sociedad paquistaní. Más de 100 personas son acusadas de blasfemia y condenadas a penas de cárcel cada año en un país de mayoría musulmana, siendo la mayoría de los acusados cristianos y de otras minorías. Los críticos denuncian que a menudo esta ley se utiliza para acabar con disputas personales.
Nadie ha sido todavía ejecutado por cargos de blasfemia, pero al menos 65 personas han sido asesinadas por acusaciones relacionadas con la blasfemia desde 1990, de acuerdo con datos del Centro de Investigación y Estudios de Seguridad y cálculos de Reuters.