MADRID, 4 May. (EUROPA PRESS) -
Alrededor de 4.000 personas se han visto desplazadas en la ciudad iraquí de Sinyar (norte) tras los recientes combates entre el Ejército de Irak y una milicia yazidí alineada con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), según han confirmado las autoridades.
Husein Kalari, director general de la Coordinación Conjunta de Crisis en el gobierno de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí, ha indicado que al menos 701 familias, integradas por un total de 4.083 personas, han abandonado Sinyar y sus alrededores a causa de las hostilidades.
Asimismo, el Ejército iraquí destacó el martes que "Sinyar es seguro y no hay presencia de fuerzas armadas", tras dos días de enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y las Unidades de Resistencia de Sinyar (YBS) que se saldaron con la muerte de al menos un soldado de Irak.
Por su parte, el vicepresidente de la autoproclamada Administración Autónoma de Sinyar --a la que pertenecen las YBS--, Haso Ibrahim, ha destacado que "la situación ahora es de calma", según ha recogido la cadena de televisión kurda Rudaw. "La gente está en buenas condiciones y llevan a cabo sus tareas normales", ha zanjado.
Las YBS son una milicia integrada únicamente por yazidíes que tiene lazos con el PKK y que controla parcialmente Sinyar desde que el Ejército se retiró de la zona ante la ofensiva relámpago del grupo yihadista Estado Islámico en 2014. La milicia fue establecida con apoyo del PKK tras la expulsión de los yihadistas en 2015.
El Ejecutivo central y las autoridades de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí firmaron en 2020 un acuerdo para "normalizar" la situación, incluida la retirada de fuerzas afiliadas al PKK, si bien tanto el grupo como sus aliados rechazaron el pacto y se negaron a replegarse.
Los ataques tienen lugar además en medio de una nueva operación militar de Turquía contra el PKK en la provincia de Duhok, situada en la región semiautónoma del Kurdistán iraquí, ofensiva criticada por Bagdad por no contar con su aprobación y suponer una "amenaza a la seguridad nacional".
En respuesta, Ankara mostró su "malestar" por las criticas de Bagdad y dijo que "desafortunadamente, no ha habido respuesta por parte de las autoridades iraquíes a las insistentes reclamaciones para poner fin a la existencia de esta organización terrorista, que supone también una amenaza a la soberanía y la estabilidad de Irak".