MADRID, 13 Ago. (Por Phiona Koyiet, asesora técnica superior de salud mental y apoyo psicosocial de World Vision) -
Se ha dicho que es una "guerra de niños y niñas", pero el verdadero significado de esta afirmación apenas está empezando a emerger. Más de dos tercios de los menores ucranianos se han visto obligados a huir de sus hogares desde el comienzo de la guerra en Ucrania en febrero de 2022, algunos de ellos abandonados a su suerte en países extranjeros.
Se han despedido de sus padres, han dejado atrás a sus amigos, escuelas y pertenencias, y se han visto expuestos a las terribles cosas que los seres humanos pueden hacerse unos a otros.
Sus experiencias de los últimos cinco meses están teniendo un impacto devastador en su salud mental y bienestar; un lamentable legado que podría durar toda la vida sin el apoyo adecuado.
Al igual que en muchos conflictos armados, los menores son los más afectados por la guerra. Los niños y niñas han sido separados de sus redes de apoyo, han sufrido heridas, han sido testigos de la muerte y la destrucción y se han enfrentado a la mayor tragedia de todas, la pérdida de sus seres queridos.
Lamentablemente, estas experiencias les predisponen al riesgo de padecer trastornos mentales como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la depresión, la ansiedad y la ideación suicida, entre otros. Y el terrible balance hasta la fecha, que incluye más de 800 niños y niñas muertos o heridos, no hace más que aumentar a medida que la guerra se prolonga, ya que muchas familias siguen atrapadas en zonas sometidas a continuos bombardeos.
En las zonas de Ucrania afectadas por el conflicto, el acceso al agua, los alimentos, el refugio y la seguridad es a menudo limitado o nulo. Incluso los que se han trasladado a los países vecinos y se van a la cama habiendo comido y teniendo un techo, corren el riesgo de sufrir problemas mentales y emocionales, ya que tratan de encontrar su camino en un lugar extranjero con un idioma que no entienden.
Como han dicho muchos menores al personal de uno de los espacios infantiles Happy Bubble que gestionamos en Rumanía: "Es divertido venir aquí. Pero sólo quiero volver a casa".
LO QUE PUEDE OCURRIR
En nuestro último informe, 'No Peace of Mind' ('Sin paz mental'), se explicaba que la mayor preocupación de los padres ucranianos es la salud mental de sus hijos. En él se advierte de la crisis que se avecina si no se interviene rápidamente en Ucrania y en los países de acogida.
Los estudios realizados en zonas de conflicto son preocupantes: se calcula que una de cada cinco personas (22,1%) desarrolla depresión, ansiedad, TEPT, trastorno bipolar o esquizofrenia. Las heridas mentales de la guerra en Ucrania podrían afectar a 1,5 millones de niños y niñas hasta la edad adulta y dar lugar a una mano de obra con trastornos mentales dentro de 15 años, si no se actúa ahora.
Sabemos que este tipo de trastornos son perjudiciales para el crecimiento y el desarrollo de los menores, y que frenan el desarrollo del cerebro y las perspectivas de vida. Por eso pedimos intervenciones urgentes para proteger a esta futura generación.
Como primeros intervinientes, una de nuestras primeras prioridades ha sido atender las necesidades y servicios básicos de los niños y niñas y las familias, como la alimentación y el alojamiento, que son cruciales para el bienestar psicosocial. Nuestro personal actúa, respaldado por décadas de experiencia en emergencias, abogando siempre por modos de prestación de servicios dignos, seguros y socialmente aceptables.
También proporcionamos formación en Primeros Auxilios Psicológicos a todos los socios ejecutores, de modo que los que ayudan directamente están equipados con habilidades para dar respuestas de apoyo a alguien que está experimentando angustia y necesita ayuda, y remitirlo a los servicios adecuados.
FALTAN FONDOS
Pero aunque varias organizaciones, entre ellas World Vision, se han movilizado rápidamente para atender las necesidades de salud mental de los menores y sus cuidadores, la capacidad de respuesta es limitada.
Ucrania tenía una alta carga de salud mental antes del conflicto, y el gasto en salud mental y apoyo psicosocial no es lo más importante en la agenda humanitaria como debería ser. Gastar ahora sólo 50 dólares por persona 4 podría evitar que más de un millón de personas afectadas por el conflicto desarrollaran problemas de salud mental más complejos.
Instamos a los donantes, a los organismos de financiación y a los gobiernos a que aumenten su apoyo financiero y su compromiso con las intervenciones de Salud Mental y Apoyo Psicosocial en Emergencias (SMAPS) 5 para las personas refugiadas ucranianas, especialmente para los niños y niñas, con el fin de satisfacer sus necesidades de salud mental y psicosociales inmediatas, a medio y largo plazo.
La financiación debe proporcionarse tanto a los menores en Ucrania como en los países vecinos. Una financiación adecuada y oportuna para la intervención en salud mental ayudará a salvar el bienestar de la futura generación de Ucrania.
Ayudemos a esta próxima generación no sólo a sobrevivir a esta guerra, sino a construir un futuro prometedor.