MADRID, 25 May. (EUROPA PRESS) -
Fulgence Kayishema, uno de los principales acusados por su papel en el genocidio en 1994 en Ruanda que aún permanecía fugado, ha sido detenido en Sudáfrica tras más de dos décadas en paradero desconocido, según ha confirmado este jueves el Mecanismo Residual para los Tribunales Penales Internacionales (IRMCT).
El IRMCT ha señalado en un comunicado que el hombre, fugado desde 2001, fue arrestado en la ciudad de Paarl en el marco de una operación conjunta por parte del organismo y las autoridades sudafricanas. Kayishema está acusado de orquestar el asesinato de cerca de 2.000 refugiados tutsis en una iglesia católica durante el genocidio.
Kayishema fue imputado en 2001 por genocidio, complicidad en genocidio, conspiración para cometer genocidio y crímenes contra la humanidad por actos en la comuna de Kivumu, en la prefectura de Kibuyu. El hombre es sospechoso de asesinar a más de 2.000 hombres, mujeres, niños y ancianos que habían buscado refugio en la iglesia Nyange, incluida su participación directa en la planificación y ejecución de la matanza, incluida la obtención y distribución de gasolina para quemar la iglesia con estas personas dentro.
Una vez que este intento fracasó, Kayishema y otros implicados en la masacre utilizaron una excavadora para derribar la iglesia, enterrando a los refugiados, que murieron entre los escombros. Posteriormente, supervisaron el traslado de cadáveres a fosas comunes durante los siguientes dos días.
El fiscal general del IRMCT, Serge Brammertz, ha destacado que el arresto de Kayishema "garantiza que finalmente hará frente a la Justicia por sus supuestos crímenes", antes de resaltar que "el genocidio es el crimen más grave conocido por la humanidad". "La comunidad internacional se ha comprometido a garantizar que sus responsables serán juzgados y castigados", ha recordado.
"Este arresto es una demostración tangible de que este compromiso no se desvanece y de que se hará justicia, sin importar el tiempo que sea necesario", ha manifestado Brammertz, que ha aseverado que "la exhaustiva investigación que llevó a su arresto fue posible gracias al apoyo y cooperación de Sudáfrica" y ha añadido que también hubo apoyo por parte de Esuatini, Mozambique, Estados Unidos, Canadá y Reino Unido.
En este sentido, ha hecho hincapié en que "las autoridades ruandesas (...) siguen siendo los socios más firmes y han dado una asistencia esencial", antes de incidir en que "el arresto de Kayishema demuestra de nuevo que puede hacerse justicia, sin importar los desafíos, a través de una cooperación directa entre las autoridades internacionales y nacionales".
"Hoy es un día para pensar en las víctimas y supervivientes del genocidio de 1994 contra los tutsis. Si bien han pasado 29 años, siguen soportando las cicatrices físicas y mentales de su sufrimiento. Mi oficina reafirma que no descansaremos en nuestros esfuerzos para lograr justicia en su nombre y que seguiremos llevando a cabo nuestro mandato para contribuir a un futuro más justo y pacífico para el pueblo ruandés", ha zanjado.
Durante su periodo fugado, Kayishema utilizó diversos alias y documentos falsos para ocultar su identidad, al tiempo que recibió apoyo de familiares y antiguos miembros de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) --un grupo armado rebelde fundado e integrado principalmente por hutus responsables del genocidio-- y otras personas que respaldan la ideología genocida del movimiento Poder Hutu.
Alrededor de 800.000 ruandeses, la inmensa mayoría de ellos tutsis y hutus moderados, fueron asesinados por extremistas hutu durante cerca de tres meses en 1994. A día de hoy todavía se están descubriendo fosas comunes, especialmente desde que los condenados que han cumplido sus penas han aportado información sobre el lugar en el que enterraron o abandonaron a sus víctimas.