MADRID 1 May. (EUROPA PRESS) -
La Policía ha dispersado por la fuerza a las cientos de personas que se han manifestado este martes en Dacca para exigir la pena de muerte para el dueño del edificio comercial que se incendió y derrumbó dejando al menos 382 muertos y un millar de heridos.
Cientos de trabajadores industriales han marchado por el suburbio de Savar hasta confluir en un mismo punto para exigir que las autoridades judiciales condenen al dueño del edificio comercial, Mohammed Sohel Rana, a la pena de muerte.
Al principio, la marcha ha transcurrido sin incidentes, pero una vez han confluido las distintas columnas, se ha tornado violenta. De acuerdo con la cadena británica BBC, algunos vehículos aparcados han sufrido daños.
En este contexto, la Policía ha tenido que intervenir y ha usado porras para dispersar a los manifestantes, sin que, al parecer, haya heridos ni detenidos.
Rana fue detenido el pasado domingo por un equipo del Batallón de Acción Rápida en la ciudad de Benapole, cerca de la frontera con India, tras estar huido varios días. Rana es un alto responsable del ala juvenil del partido gobernante, la Liga Awami.
Horas después, las fuerzas bangladeshíes detuvieron a dos propietarios de fábricas textiles y a tres dueños de talleres ubicados en el edificio comercial, así como a dos técnicos municipales.
Las autoridades judiciales han ordenado bloquear sus activos y les han acusado de negligencia, construcción ilegal y persuadir a los empleados para que acudieran a su puesto de trabajo, a pesar de que un día antes habían aparecido grietas en el inmueble.
La tragedia tuvo lugar el pasado 24 de abril, cuando el Rana Plaza, un edificio que alberga varios locales comerciales y fábricas textiles, se incendió y derrumbó, por causas que aún se desconocen, con 3.122 en su interior.
Las autoridades bangladeshíes han fijado el balance de víctimas en 382 muertos, un millar de heridos y un centenar de desaparecidos. La semana pasada se cancelaron los operativos de búsqueda y rescate de suprevivientes.
Ahora, los equipos de emergencia, ayudados por decenas de voluntarios, se centran en limpiar la zona de escombros, mientras que los médicos forenses tratan de identificar a los fallecidos mediante pruebas de ADN.
Ante el escándalo que han supuestos las deficientes condiciones laborales en el Rana Plaza, muchas de las empresas que se surten de sus fábricas textiles han anunciado ayudas a las víctimas y organizaciones internacionales han abierto investigaciones.
Los incendios son cada vez más habituales en las fábricas textiles de Bangladesh. El pasado mes de noviembre, 112 trabajadores murieron en el ocurrido en un suburbio industrial de Dacca.