MADRID, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
La difusión de la imagen del cadáver del joven sirio Aylan Kurdi, que murió ahogado tras un naufragio frente a la costa de Turquía, disparó las donaciones a la ONG MOAS --Migrant Offshore Aid Station--. Ahora, meses después, la organización ha recibido dos millones de euros, dinero que le permitirá adquirir un nuevo barco de rescate.
"Hubo un increíble aumento en las donaciones y nos sentimos moralmente obligados a hacer algo en el Egeo, así que decidimos modificar momentáneamente nuestro foco del Mediterráneo central hacia el Egeo, porque es donde hay que estar".
Así se expresó el director de la ONG, Martin Xuereb, a la cadena británica Sky News. "En pocos días recaudamos unos dos millones de euros, así que vamos a usar una parte significativa de estos fondos", ha indicado el director de esta organización que mantiene un despliegue en el Mediterráneo para salvar, en colaboración con Médicos Sin Fronteras (MSF), las vidas de miles de refugiados.
"El barco se ha financiado con fondos privados de todo el mundo, de gente a la que le inspira lo que hacemos y que no se siente indiferente ante lo que está ocurriendo", ha añadido.
Si bien la organización suele trabajar en el Mediterráneo, esta segunda embarcación de MOAS se centrará en labores de rescate en el mar Egeo entre Grecia y Turquía, un área quizás más peligrosa en este momento.
"En 2014, la ruta del Mediterráneo la usaban sirios, en estos momentos vuelan a Argelia, conducen hasta Libia y toman un barco en Italia", ha explicado. "En 2015 la gran, gran, gran mayoría de los sirios ha utilizado la ruta del Egeo, porque es más rápida", ha indicado, ruta que también ha visto pasar cada vez más paquistaníes, iraquíes y afganos.
De hecho, sólo en el último año unos 900.000 emigrantes alcanzaron Europa por esta ruta. Las fronteras son más cortas que en la del Mediterráneo desde Libia hacia Malta o Italia. Hay áreas, incluso, donde la distancia entre Grecia y Turquía es de sólo unos kilómetros.
"RELATIVAMENTE SIMPLE"
En este sentido, Xuereb asegura que en "sus mentes", esta ruta parece ser "relativamente simple". "No obstante, en esta parte del mundo y durante este período --diciembre, enero y febrero-- el tiempo puede ser implacable, y uno se puede creer al estar refugiado en una bahía turca que el tiempo no es tan malo. Pero en el momento en el que se sale a mar abierto, todo está lejos de ser seguro".
"Estamos convencidos de que la gente se lanza al mar en estas condiciones porque sienten que no les queda otra opción, por lo que cuando toman esa decisión, su perspectiva es muy diferente a la nuestra", ha asegurado.
"No toman esa decisión desde la comodidad de sus hogares", ha añadido. "Lo hacen porque sienten que no les queda otra opción".
En 2015, en torno a un millón de inmigrantes entraron en Europa. Las previsiones indican que la cifra para 2016 podría alcanzar el millón y medio.