Donald Trump, precandidato en las primarias del Partido Republicano
REBECCA COOK / REUTERS
Actualizado: jueves, 7 enero 2016 6:12


WASHINGTON, 7 Ene. (EUROPA PRESS) -

El precandidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ha dicho este miércoles que no está de acuerdo con las medidas anunciadas por el presidente Barack Obama sobre el control de armas, pero reconoce que su discurso, con lágrimas incluidas, "fue sincero".

"Creo que era sincero, probablemente voy a bajar cerca de cinco puntos en las encuestas diciendo eso, pero es lo que pienso", ha agregado Trump en unas declaraciones a la cadena de televisión estadounidense Fox News.

Trump ha insistido en que el presidente estadounidense se equivoca en "el concepto" detrás de sus esfuerzos, pero no en su emoción. En este punto, ha advertido de que la candidata demócrata Hillary Clinton "es peor que Obama" respecto al control de armas.

"Querrá quitar el arma a todo el mundo", ha dicho el republicano, que ha mantenido su discurso a favor de las armas, alegando que la gente "necesita protección".

La Casa Blanca plantea más controles de antecedentes para los compradores de armas, así como un mejor registro en el caso de los vendedores. "No es un complot para quitar las armas a todos", ha aclarado Obama, que ha subrayado el "sentido de urgencia" para rebajar los 30.000 fallecidos anuales por armas de fuego.

Obama defiende que "se pueden encontrar maneras de reducir la violencia respetuosas con la Segunda Enmienda", la piedra angular sobre la que gira el argumentario de grupos como la Asociación Nacional del Rifle (NRA) y de gran parte del Partido Republicano, con mayoría en el Congreso.

El presidente compareció junto a víctimas de algunos de los tiroteos más dramáticos de los últimos años y, de hecho, antes de que el presidente tomara la palabra habló el padre de uno de los niños tiroteados en 2012 en la escuela Sandy Hook de Newtown (Connecticut).

"Cada vez que pienso en esos niños, me vuelvo loco", dijo el mandatario con lágrimas en los ojos al recordar un hecho que, según sus palabras, le "cambió" personalmente. Dos semanas después de esa masacre, Obama reconoció que ese había sido el "peor día" de su Presidencia.

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