MADRID, 2 Ago. (EUROPA PRESS) -
El candidato a la nominación republicana a la Casa Blanca, Donald Trump, ha demandado al chef hispano-estadounidense José Andrés al que reclama una indemnización de 10 millones de dólares tras romper lazos laborales por los comentarios racistas que el magnate realizó contra los mexicanos, según ha informado la cadena NBC Washington.
El multimillonario había contratado a Andrés para gestionar su restaurante en el hotel de lujo Washington D.C. Sin embargo, cuando Trump calificó a todos los mexicanos como violadores y criminales el mes pasado, Andrés retiró su ThinkFoodGroup del proyecto de Trump.
Ante este cambio de opinión, el magnate pide ahora al chef 10 millones de dólares (unos 9 millones de euros) por daños y perjuicios, ya que considera que ha incumplido el contrato por negarse a construir su restaurante en la propiedad de Washington.
Por su parte, el español ha anunciado que el cambio de opinión se debe a las declaraciones que Trump hizo en julio contra la población inmigrante mexicana. "La postura de Andrés es curiosa teniendo en cuenta los puntos de vista que el señor Trump ha compartido públicamente sobre la inmigración que se han mantenido constantes durante muchos años, y la voluntad del señor Trump de compartir abiertamente sus opiniones es ampliamente conocida", ha expresado la demanda.
La Organización Trump ha argumentado, además, que Andrés debería tener conocimiento de la "destreza" del precandidato republicano para hacer comentarios políticamente incorrectos. Los representantes legales de Trump han afirmado que nada en su subarriendo con Andrés le da derecho a terminar su contrato por una ofensa personal.
El chef José Andrés alegó que discurso de Donald Trump había violado el subarrendamiento y se negó a presentar los documentos que muestran el progreso de la construcción. La demanda de Trump mantiene que Andrés "exigió que las opiniones personales de Trump no se repitan", aunque asegura que no hay provisión de conceder a Andrés el derecho a renegar de su acuerdo.
Trump declaró en junio a una multitud de Chicago que México estaba enviando a "la gente que tiene muchos problemas" a los Estados Unidos. Además se reafirmó en sus polémicos comentarios durante las siguientes semanas, perdiendo socios comerciales y potenciales votantes latinos a través del primer mes de su campaña. "Están trayendo drogas, están trayendo delitos, son violadores", reiteró Trump. "Y algunos, asumo, son buenas personas", añadió.