YAKARTA, 15 Jul. (Thomson Reuters Foundation/EP) -
Dos hombres han sido acusados en Malasia por el asesinato de un activista a favor de los derechos territoriales de los indígenas, en un suceso que vuelve a sacar a la luz la lucha por el reconocimiento a la que se enfrentan los indígenas en el país.
Ambos han sido acusados por participar en el asesinato de Bill Kayong en la ciudad de Miri, localizada en el estado de Sarawak en el este del país, según ha informado la Policía.
Kayong pertenecía a la tribu dayak y fue asesinado a tiros a plena luz del día mientras conducía su furgoneta, lo que llevó a muchos activistas a relacionar el asesinato con su lucha por los derechos territoriales de los indígenas.
De todas formas, estos vínculos no han sido confirmados por la Policía. "La motivación se conocerá cuando comience el juicio", ha asegurado un agente de Policía de la región, Stanley Ringgit. Además, ha añadido que las autoridades siguen buscando a tres sospechosos más.
La cuestión territorial de los indígenas es algo bastante recurrente en la región de Sarawak. Los activistas han protestado en numerosas ocasiones denunciando el exceso de plantaciones de palma, la tala desenfrenada y la construcción de presas que provocan daños medioambientales y obligan a que los indígenas se tengan que desplazar.
Los nativos han llevado a cabo manifestaciones en numerosas ocasiones, llegando incluso a levantar barricadas en las carreteras. Algunos activistas han apuntado que, antes de su muerte, Kayong estaba muy involucrado en contra de un proyecto llevado a cabo por una empresa de plantación.
La empresa ha intentado desalojar a 120 familias de indígenas en Sarawak desde 2014, un caso que ha llegado a los tribunales y que se encuentra pendiente de sentencia, según ha informado el asesor legal de los dayak en Sarawak, Abun Sui Anyit, quien además representa legalmente a la familia de Kayong.
"En abril hubo un enfrentamiento entre ambas partes y Kayong fue a ayudar a apaciguar a los indígenas", ha asegurado Anyit, que ha urgido a las autoridades a que lleguen hasta el final del asunto y que vayan detrás del "pez gordo".
"La familia no está contenta porque el cerebro de la operación todavía está libre. Quieren la verdad, quieren saber quién es la persona que ha pagado a los asesinos", ha añadido. Kayong estaba casado y tenía dos hijos adolescentes.
El grupo ecologista Global Witness ha declarado que la muerte de Kayong "demuestra los riesgos a los que se tienen que enfrentar muchos activistas en Sarawak que se enfrentan a los poderosos y sus intereses".
Muchos activistas han acusado a las autoridades de Malasia de hacer la vista gorda ante el acoso que sufren aquellos que luchan por los derechos territoriales. De ser considerados culpables, los dos detenidos podrían enfrentarse a penas de muerte.