SIDNEY 15 Oct. (Reuters/EP) - -
Las autoridades australianas van a imputar a dos hombres este jueves después de un tiroteo terrorista en Sídney, uno de ellos será acusado de suministrar el arma al adolescente que fue abatido por la Policía después de matar a un oficial del cuerpo y el otro por delitos de terrorismo.
En su discurso durante la cumbre antiterrorista del jueves, el primer ministro Malcom Turnbull, ha advertido de que pueden ser necesarias medidas más extremas para combatir la extrema violencia, pero ha insistido en la necesidad de un movimiento ágil para bloquear a aquellos que buscan la radicalización de los niños.
"A medida que tratemos con estas amenazas y con la gente que busca convertir a los niños en terroristas, tendremos que cambiar para ser tan ágiles como lo son ellos. Tenemos que estar preparados para experimentar e intentar nuevas estrategias", ha dicho.
Al comienzo de esta semana, su Gobierno ha puesto en marcha un plan muy controvertido sobre la disminución de la edad necesaria para que un niño pueda ser retenido bajo prisión preventiva, desde los 16 hasta los 14 años, si fuera sospechoso de participar en un ataque inminente.
Farhad Khalil Mohammad Jabar, de 15 años, abrió fuego contra el agente de Policía Curtis Cheng en la comisaría de Paramatta, a las afueras de Sídney, el pasado 6 de octubre y tras enfrentarse con un policía situado en el exterior del edificio, murió de un disparo.
DOS IMPUTADOS
Dos hombres, de 18 y 22 años, serán imputados este jueves, han anunciado el jefe de Policía del estado de Nueva Gales del Sur, Andrew Scipione, y el comisario de la Policía Federal Australiana, Andrew Colvin.
El joven de 22 años es sospechoso de haber suministrado el arma usada para matar a Cheng. El otro joven será acusado por delitos, no especificados, relacionados con el terrorismo, lo que podría acarrearle penas de cadena perpetua, tal y como ha dicho Scipione. "Estos cargos muestran que la exhaustiva investigación no ha hecho más que empezar", ha añadido.
Turnbull ha pedido una reunión para contrarrestar la radicalización de los jóvenes, que después de los disparos y posterior arresto de cinco personas en las redadas de Sídney, aumentó la ansiedad de muchos ciudadanos y que desencadenó en olas de violencia y ataques contra los musulmanes.
Australia, fuerte aliado de Estados Unidos en la batalla contra los radicales islamistas en Irak y Siria, ha aumentado la alerta por los ataques de los radicales locales desde el año pasado.
En septiembre, la Policía disparó a un adolescente en Melbourne después de que éste apuñalara a dos oficiales antiterrorismo. El pasado diciembre, dos rehenes fueron asesinados cuando la Policía asaltó una cafetería en el centro de Sidney tras 17 horas de secuestro por un hombre armado, el cual también murió.
A principios de este mes, un joven británico de 15 años fue sentenciado a cadena perpetua por incitar a un ataque desde su cama en el norte de Inglaterra durante un evento conmemorativo de la Primera Guerra Mundial en Australia.
El descubrimiento de la acción de este joven desencadenó una operación policial masiva en Melbourne que terminó con el arresto de cinco adolescentes que planeaban un ataque inspirado en el Estado Islámico, dijeron las autoridades.