WASHINGTON, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -
La cadena de victorias lograda por el empresario Donald Trump en las primarias republicanas del 'supermartes' ha hecho cundir la preocupación entre gran parte del 'establishment' del partido, que mira ya con preocupación un calendario que no deja de avanzar y que tiene, como punto de inflexión, el 15 de marzo.
A partir de entonces, los estados que celebren primarias comenzarán a funcionar con un sistema de 'winner-take-all' (el ganador se lleva todo), lo que implica que el aspirante vencedor sumará todos los delegados en juego para la convención nacional. Hasta ahora, las votaciones han estado regidas por sistemas de reparto proporcional.
"Creo, sinceramente, que va a ser una carrera fácil", dijo el martes por la noche un pletórico Trump, tras saberse vencedor de las votaciones celebradas en Georgia, Tennessee, Alabama, Virginia, Massachusetts, Vermont y Arkansas. El senador Ted Cruz se impuso en Texas, Oklahoma y Alaska, mientras que la eterna promesa Marco Rubio salvó los muebles con un único triunfo en Minesota.
El 'show' político del Partido Republicano llegará el sábado a Kansas, Luisiana, Kentucky y Maine, pero los medios de comunicación y analistas estadounidenses ya miran más allá, a las citas previstas en Florida y Ohio el 15 de marzo.
Cambian los métodos y cambian también los favoritos, ya que teóricamente son estados desfavorables a Trump. Rubio, tercero en número de delegados hasta ahora, se juega su futuro en su estado, Florida, mientras que el gobernador de Ohio, John Kasich, sin ninguna victoria en su haber, juega en casa.
A favor del sector anti Trump está el hecho de que los dos estados suman un total de 165 delegados, más de los que separan al empresario de Cruz, segundo en esta peculiar carrera hacia la Casa Blanca. En contra, que la división del voto entre distintos candidatos --previsiblemente aguantarán los cinco en liza-- podría dar opciones al controvertido magnate.
POCOS CAMBIOS A LA VISTA
El Partido Republicano, en cualquier caso, seguirá regido por el mismo guión. Trump, que sale indemne a pesar de encadenar una polémica tras otra, mantendrá un papel protagónico que pasa por cuestionar la validez de sus secundarios y defender que, como reza su eslogan, él es el único capaz de "hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande".
El sistema político y mediático de Estados Unidos concede especial relevancia a los distintos apoyos públicos que reciba cada uno de los candidatos. Los grandes nombres del partido guardan silencio y tan sólo figuras respetadas como John McCain deslizan su preocupación ante una campaña que perciben "preocupante" --al menos por el tono--.
Trump dio la sorpresa al lograr el respaldo del gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, antiguo rival. También tiene de su lado a figuras conservadoras populares como la exgobernadora de Alaska Sarah Palin.
El último candidato presidencial del partido, Mitt Romney, se ha enzarzado públicamente con Trump a cuenta de su declaración fiscal o sus comentarios sobre el Ku Klux Klan, pero todavía no ha dicho quién es su candidato predilecto. La mayoría duda a estas alturas de que su voz valga para inclinar la balanza.
¿POR QUÉ TRUMP?
La media de encuestas que elabora Real Clear Politics sitúa en el 35,6 por ciento la intención de voto para Trump, ampliamente por encima del 19,8 por ciento de Cruz y del 17,4 por ciento de Rubio.
Sin embargo, no parece el mejor candidato final de cara a las elecciones del 8 de noviembre, en las que previsiblemente concurrirá como candidata del Partido Demócrata la exsecretaria de Estado Hillary Clinton. El empresario figura tres puntos por detrás, mientras que Cruz y --especialmente-- Rubio parten con más opciones en caso de una hipotética lucha con Clinton.
Al votante republicano no parece importarle, habida cuenta de que en estos últimos meses Trump ya ha roto todos los pronósticos. Los análisis divulgados por portales como 'The Hill' o 'Politico' tras el 'supermartes' recogen que los republicanos ya están hartos de "elegir al siguiente de la lista", una tesis que habría favorecido al exgobernador de Florida Jeb Bush, hijo y hermano de antiguos presidentes.
Se están "rebelando" y apuestan por un candidato que domina los medios como nadie y que parece inmune a todo tipo de controversias. Como recuerda este miércoles uno de estos artículos, "las leyes de la gravedad política no se aplican en el caso de Trump".