MANILA, 21 Ago. (Reuters/EP) -
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha admitido este lunes que las fuerzas de seguridad pueden haber cometido "abusos" en el marco de la guerra contra las drogas, que se ha saldado en el último año con más de 12.500 fallecidos.
"Hay una posibilidad de que algunos incidentes policiales hayan podido ser abusos. Lo admito", ha afirmado Duterte durante una comparecencia ante los medios en el palacio presidencial. El presidente ha subrayado que estas posibles irregularidades "están destruyendo la credibilidad del Gobierno".
Duterte ha ordenado poner bajo custodia a los agentes implicados en la muerte del estudiante de instituto Kian Loyd Delos Santos, que fue abatido la semana pasada en el marco de una ofensiva antidrogas que ha sido cuestionada desde su inicio por las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos.
El presidente, de hecho, ha explicado que decidió comparecer después de ver imágenes de una cámara de seguridad que muestran a varios policías arrastrando al joven fallecido, a pesar de que la versión oficial esgrimía que había perdido la vida durante un tiroteo. El caso ha generado una ola de protestas contra el Gobierno.
"Si la Oficina Nacional de Investigación dice que presentemos cargos por asesinato, lo siento por los policías afectados", ha afirmado. "Tenéis que enfrentaros al sistema judicial. Iréis a la cárcel si sois condenados", ha avisado Duterte.
Gran parte de los fallecidos en esta guerra contra las drogas han sido identificadas como personas adictas o dedicadas al tráfico a pequeña escala, lo que ha generado todo tipo de críticas en relación a las tácticas empleadas por el gobierno de Duterte. Las organizaciones de Derechos Humanos han advertido, además, de que dos terceras partes de los fallecidos han perdido la vida a manos de mercenarios o de policías encubiertos.