MADRID, 10 Abr. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha aclarado este lunes que no pretende desencadenar una "guerra" con los países vecinos a pesar de que ha ordenado un despliegue militar en islas cercanas del Mar de China Meridional, cuya soberanía reivindican varias naciones asiáticas.
Duterte ha dado una rueda de prensa este lunes para aclarar sus palabras de la semana pasada, cuando ordenó a las Fuerzas Armadas ocupar todas las islas reclamadas por Filipinas en el Mar de China Meridional, lo que ha suscitado una fuerte reacción del Gobierno de Pekín.
"No quiero verme envuelto en una guerra", ha dicho Duterte. "Pero debemos mantener nuestra jurisdicción sobre el Mar de China Meridional" en pleno auge de las "disputas geopolíticas" en la región que "pueden desembocar en violencia de baja intensidad", ha señalado.
Duterte ha asegurado que no pretende "dañar" a China e incluso ha sugerido que cuando Filipinas sea un país "rico" podría vender algunas de estas islas al gigante asiático, que ansía extender su control sobre estas aguas, según informa la cadena filipina ABS-CBN.
También ha pedido "comprensión" a China, dado que "todo el mundo está cogiendo cada pedazo de tierra" en el Mar de China Meridional, incluido Pekín, que ha ampliado las islas Spratly y construido en ellas infraestructuras militares pese a los reproches de sus vecinos regionales.
El portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Hua Chunying, ha expresado la "preocupación" del Gobierno y ha confiado en que "Filipinas siga gestionando de manera adecuada las disputas marítimas con China" para mantener también el desarrollo de las relaciones bilaterales.
Manila y Pekín han sometido sus disputas sobre la soberanía de estas aguas al Tribunal Permanente de Arbitraje, con sede en La Haya, que el año pasado declaró que China había violado los derechos a la pesca y la exploración de recursos naturales de Filipinas en esta zona, un laude que el régimen comunista ha rechazado.