MANILA, 26 Oct. (Reuters/EP) -
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha ordenado este jueves al jefe del Ejército que reclute y organice 10 batallones de infantería para acabar con los milicianos del Estado Islámico que queden en Marawi, tan solo días después de derrotar a los terroristas en la ciudad meridional.
El Ejército filipino declaró la victoria sobre el grupo terrorista Maute, que había logrado el control de la ciudad de Marawi en mayo de este año. Las fuerzas de seguridad consiguieron recuperar la localidad después de abatir a unos 40 milicianos, entre los que se encontraban varios extranjeros.
Más de 1.400 personas, entre ellas 165 soldados, han muerto en los enfrentamientos por lograr el control de la ciudad en los cinco meses de conflicto.
"Nos han ordenado organizar diez batallones adicionales", ha declarado el nuevo jefe militar, el teniente general Leonardo Guerrero, este jueves después de que el presidente filipino le nombrase comandar las Fuerzas Armadas del país, que cuentan con más de 130.000 efectivos. Cada batallón está conformado por unos 500 soldados.
"Tenemos la intención de presionar y esforzarnos para acabar con todos ellos y completar el fin del conflicto armado en el país", ha añadido.
El conflicto en Marawi, el mayor desafío en materia de seguridad que ha afrontado Duterte, comenzó el 23 de mayo cuando los milicianos del grupo Maute impidieron que las Fuerzas Armadas de Filipinas llevaran a cabo una operación para detener al líder de Abú Sayyaf, escondido en esa ciudad de Minadanao.
Los combates en Marawi han dejado el centro de la ciudad completamente destrozado, con edificios quemados y derrumbados, además de provocar una crisis humanitaria que ha dejado a más de 400.000 personas alejadas de sus hogares.
Guerrero, que ha sido ascendido a comandante jefe del Ejército filipino desde su puesto como oficial en Mindanao, ha asegurado que también ha recibido órdenes por parte de Duterte para derrotar a la guerrilla comunista del Nuevo Ejército Popular, que cuenta con más de 4.000 hombres.
Duterte puso fin a las negociaciones con los rebeldes maoístas a principios de año debido a que los rebeldes continuaron perpetrando ataques contra minas, plantaciones, obras de construcción y puestos de control de los militares.