MANILA 25 Nov. (Reuters/EP) -
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha hecho un llamamiento a Abú Sayyaf para que ponga fin a su campaña de ataques y secuestros e inicie conversaciones directas con el Gobierno, un mensaje que contrasta con su promesa de combatir a este grupo terrorista hasta llegar a destruirlo.
Hace varios meses, Duterte aseguró que no había posibilidad de una solución pacífica con Abú Sayyaf. Sin embargo, con un despliegue de 10.000 militares en el sur del país que no ha podido poner fin a los secuestros y con civiles en la línea de fuego, el presidente ha dicho que la vía militar no puede ser la única solución.
"Puedo ser asqueroso, puedo ser un mal chico pero estoy hablando del país. Puedo hacerlo incluso ahora", ha asegurado el presidente filipino, en referencia a la posibilidad de destruir al grupo terrorista, en un discurso tras visitar a varios militares heridos en combates con milicianos de Abú Sayyaf.
"Podría bombardearlos hasta el final... pero ¿qué nos aportaría eso? Matas a 20.000, los destruyes, los destrozas... ¿Llegaría la paz si empleo la fuerza?", ha planteado el mandatario filipino. "Si quieren hablar, yo puedo ir con ellos a cualquier lado. Puedo ir solo. Permítannos dar al pueblo una oportunidad", ha señalado.
Abú Sayyaf, atrincherado en sus bastiones en las islas de Jolo y Basilan, mantiene secuestradas a 22 personas, en su mayoría ciudadanos de otros países y exige miles de millones de dólares a cambio de su liberación.
El grupo terrorista ha decapitado este año a dos rehenes canadienses. Duterte ha lanzado un proceso de paz a nivel nacional con los rebeldes maoístas y con los grupos separatistas armados con el objetivo último de introducir el federalismo en Filipinas.
El mandatario ha asegurado, sin embargo, que ese proceso no debería incluir a los milicianos de Abú Sayyaf porque son enemigos despiadados del Gobierno que solo quieren matar a personas inocentes para conseguir más dinero. Este viernes, el mandatario filipino ha afirmado que las conversaciones con Abú Sayyaf podrían llegar a tener lugar si el grupo terrorista ponen fin a sus actividades ilegales.
"Construiré un hospital en Basilan, no secuestren a los trabajadores, permítanles trabajar pero si pueden de verdad parar por un momento, dialogaremos", ha asegurado. Abú Sayyaf, cuyo nombre significa "el portador de la espada", se ha convertido en un quebradero de cabeza para Malasia e Indonesia, con varios compatriotas secuestrados por los milicianos cuando formaban parte de la tripulación de barcos comerciales.
El grupo terrorista fue fundado con una ideología separatista e islamista pero tiene un lucrativo negocio con los secuestros, que difunde con vídeos publicados en Internet en los que se puede ver a los rehenes arrodillados rogando por sus vidas.
Analistas de seguridad sostienen que las fortalezas del grupo terrorista es su pequeño tamaño y sus recursos financieros, lo que le permite tener armas modernos y apoyo de las comunidades locales más desfavorecidas.