MANILA 9 Oct. (Reuters/EP) -
El Gobierno de Filipinas ha asegurado que a pesar de la última caída que ha sufrido la popularidad del presidente filipino, Rodrigo Duterte, el mandatario va a mantener su campaña de guerra contra la droga, así como el resto de sus políticas.
Desde que ganó las elecciones, Duterte siempre ha contado con buenos índices de popularidad, pero en los últimos meses el elevado número de muertos que ha dejado detrás su campaña contra las drogas ha tenido un impacto negativo en su imagen pública.
Los índices de popularidad de Duterte han alcanzado mínimos históricos durante los últimos meses, de acuerdo con una encuesta publicada este domingo. En el apartado de "confianza y satisfacción", el líder filipino no llega a alcanzar el cinco, mientras que en "liderazgo" continúa aprobando.
"El periodo de luna de miel del presidente dura por lo general un año, así que esto nos lo esperábamos", ha explicado el director de Comunicación de la Presidencia filipina, Martin Andanar, en una entrevista en la radio estatal filipina. De acuerdo con Andanar, su bajada de popularidad debería servir al presidente como motivación para cumplir sus promesas electorales.
La encuesta publicada por la consultora independiente Social Weather Stations (SWS) fue llevada a cabo entre el 23 y el 27 de septiembre, días antes de que miles de filipinos salieran a las calles de Manila para protestar contra la sangrienta campaña antidroga de Duterte, al que acusan de ser demasiado autoritario.
El elevado número de muertes que se han producido en el marco de la campaña antidroga ha provocado una gran alarma a nivel internacional, aunque las encuestas nacionales muestran que la mayoría de los filipinos están a favor de las medidas que ha tomado Duterte para luchar contra el crimen y la droga.
La Policía Nacional de Filipinas (PNP) ha declarado que ha matado a unos 3.900 supuestos narcotraficantes durante sus operaciones contra la droga y han negado en todo momento haber llevado a cabo ejecuciones extrajudiciales, tal y como alegan varios grupos defensores de Derechos Humanos.
La campaña antidroga ha estado en el punto de mira de numerosas potencias internacionales en los últimas semanas como consecuencia de la muerte a manos de la Policía de un joven estudiante de 17 años el 16 de agosto. Las autoridades policiales han asegurado que están llevando a cabo una investigación a gran escala para determinar las circunstancias que rodearon a la muerte del joven.
La Policía Nacional de Filipinas ha afirmado que el estudiante fallecido era un supuesto narcotraficante que fue abatido por las fuerzas de seguridad al oponer resistencia y abrir fuego contra los agentes que intentaban detenerle, pero las imágenes de las cámaras de seguridad muestran que al joven bajo custodia policial. Su familia asegura que fue ejecutado a sangre fría.
Los opositores de Duterte aseguran que la bajada de popularidad del líder filipino es una clara muestra del descontento y el escepticismo que provoca en la población de Filipinas la guerra contra las drogas.
"Es muy alentador saber que los filipinos están empezando a ver la luz", ha declarado el senador opositor Antonio Trillanes, que ha acusado públicamente a Duterte de ocultar sus bienes cuando era alcalde de la ciudad de Davao.
"Están empezando a ver a Duterte como lo que realmente es: un ex alcalde maleducado, amoral, corrupto y opresor, que es un completo incompetente incapaz de gobernar a nivel nacional", ha apuntado.
El portavoz presidencial, Ernesto Abella, también ha declarado que "la luna de miel" de Duterte se ha acabado, pero que Duterte no se centra en sus índices de popularidad sino que está comprometido "con acabar con los tres temas principales de su campaña, que son el crimen, la corrupción y las drogas".