Guerra contra las drogas en Filipinas
REUTERS / ROMEO RANOCO
Actualizado: jueves, 23 noviembre 2017 11:56

MANILA 23 Nov. (Reuters/EP) -

El portavoz de la Presidencia filipina, Harry Roque, ha informado este jueves de que existe una "alta probabilidad" de que el presidente del país, Rodrigo Duterte, vuelva a encargar a la Policía la campaña de guerra contra las drogas, que ha causado miles de muertes desde la llegada del mandatario al Palacio de Malacañán.

El presidente filipino ordenó el 11 de octubre a la Policía Nacional de Filipinas que paralizara todas las operaciones relacionadas con la guerra contra la droga, dejando esta misión a la Agencia Antidroga ante el aumento de críticas a nivel internacional por la cantidad de muertes que ha dejado tras de sí la campaña.

Duterte ya suspendió las operaciones a finales de enero, con el objetivo de "limpiar la imagen del cuerpo policial" por estar "corrupto hasta el corazón". No obstante, el mandatario retiró la prohibición cinco semanas después, alegando que las drogas estaban volviendo a "inundar las calles".

"La decisión se tomará pronto", ha asegurado Roque, quien ha añadido que si Duterte considera que la guerra contra las drogas debe reactivarse con la Policía Nacional de Filipinas, "así será". "A la Agencia Antidroga se le ha dado suficiente tiempo", ha remachado. Duterte "ha manifestado su decisión de devolver las operaciones a la Policía Nacional", ha asegurado Roque.

Duterte llegó al poder el 30 de junio de 2016 y prometió poner fin al tráfico y consumo de estupefacientes. Según funcionarios del Gobierno, gracias a su campaña contra las drogas, la delincuencia ha caído y las generaciones futuras están a salvo.

Sin embargo, numerosas organizaciones de la sociedad civil internacional, incluyendo activistas por los Derechos Humanos, abogados y la propia Iglesia Católica, han cuestionado la versión del Gobierno y han denunciado que la Policía ha ejecutado a miles de sospechosos de drogas con total impunidad. Para ellos, el número de víctimas está muy por encima de los 5.000 que la Policía ha identificado como muertes relacionadas con drogas.

La Policía, por su parte, ha negado las acusaciones de la comunidad internacional y ha destacado la cifra de 117.000 personas arrestadas como prueba de que su objetivo es salvar vidas, al tiempo que ha negado que sus agentes estén vinculados con 2.000 muertes no aclaradas de supuestos consumidores de drogas.

Por su parte, el subdirector de la organización Human Rights Watch en Asia, Phelim Kine, ha declarado que hay que "prepararse para más derramamiento de sangre" y ha hecho un llamamiento para que se lleve a cabo una investigación internacional dirigida por Naciones Unidas. "Hasta que eso suceda la cantidad de víctimas a las que se les niega la justicia probablemente continúe creciendo", ha alertado Kine.

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