Archivo - Vladimir Putin y Xi Jinping, en una videoconferencia - -/dpa - Archivo
MADRID, 15 Feb. (EUROPA PRESS) -
El temor a una invasión rusa sobre Ucrania ha generado temores no sólo por la propia agresión, que ya en sí misma sería desencadenante de un conflicto, sino por el efecto que tendría esta bomba política en otras partes del mundo, especialmente por el temor a que la onda expansiva llegase a la región del Indo-Pacífico y, en particular, a Taiwán.
China reivindica su soberanía sobre la isla, en ocasiones con pura retórica y en otras con claros desafíos militares como los llevados a cabo en este último año, con maniobras y movimientos que parecían dejar claro que, en términos armamentísticos, Pekín tendría las de ganar en caso de una repentina invasión de Taiwán.
Sin embargo, todos los focos se han puesto en las últimas semanas en las fronteras de Ucrania, donde un despliegue masivo de tropas rusas --más de 100.000, según cálculos occidentales-- ha hecho temer una invasión inminente. La Inteligencia de Estados Unidos llegó a deslizar este miércoles, 16 de febrero, como potencial fecha, según fuentes citadas por el diario 'The New York Times'.
También la Administración de Joe Biden ha subrayado que el riesgo de que Rusia entre en territorio ucraniano es real, con amenazas recurrentes a Moscú sobre lo que podría ocurrirle en caso de que así fuera. Unas "consecuencias masivas" que, según Washington, son necesarias no sólo para dejar claro a Moscú dónde están los límites sino también como aviso a potenciales navegantes de aguas turbulentas.
"Hay otros mirando, otros observando cómo respondemos", advirtió el pasado viernes el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, en una rueda de prensa en Melbourne junto a los ministros de Exteriores de Australia, India y Japón. Sin decirlo directamente, ese "otros" parecía aludir a China.
No en vano, Pekín ya ha endurecido su control sobre Hong Kong en estos últimos años y fuentes de la Administración Biden citadas por la agencia Bloomberg dan por hecho que ahora observa lo que pasa en Europa para sopesar futuras aventuras expansionistas. Uno de los mantras más repetidos por las autoridades estadounidenses en estos últimos meses es el de la unidad, tanto dentro de la OTAN como con aliados externos.
VIGILANCIA DESDE ASIA
La presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen, ordenó la semana pasada al Gobierno la creación de un comité específico para examinar las tensiones en torno a Ucrania, entendiendo que puede tener impacto también en la seguridad de la isla asiática. Tsai aprovechó para recordar que también Taiwán se enfrenta a una intimidación constante, según la agencia oficial.
El Ministerio de Exteriores taiwanés, que ha instado a todos los ciudadanos a salir de Ucrania, ha enfatizado su oposición a "cualquier acción unilateral que, mediante la fuerza, altere el 'statu quo' de la región", con un añadido en favor del diálogo y la diplomacia para tratar de relajar las tensiones.
La prensa oficial china, entretanto, descarta cualquier comparativa entre Ucrania y Taiwán y acusa por boca de varios expertos a Estados Unidos de azuzar el conflicto con fines propagandísticos. El subdirector del Centro de Estudios Estadounidenses de la Universidad de Fudan, Xin Qiang, ha afirmado en 'The Global Times' que las autoridades taiwanesas temen que Washington pueda centrarse en otros asuntos.
No obstante, Pekín se ha posicionado claramente del lado de Moscú en la crisis ucraniana, como quedó de manifiesto en una simbólica reunión el 4 de febrero entre el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo ruso, Vladimir Putin. Ambos coincidieron con motivo del arranque de los Juegos Olímpicos y aprovecharon para dejar clara su alianza.
Al término del encuentro, difundieron un comunicado contundente en el que, entre otros mensajes, lanzaban uno en contra de la expansión de la OTAN en el este de Europa, reivindicación clave de Moscú. Putin ha reclamado a la Alianza Atlántica que frene su ampliación cerca de las fronteras rusas y, junto a Xi, abogó por pasar página a los "enfoques ideologizados de la Guerra Fría".
El presidente de la consultora Eurasia Group, Ian Bremmer, apuntó en un reciente entrevisra con la cadena CNBC que China no ha estado "especialmente activa" en las turbulencias en Europa, al margen del mensaje común de Putin y Xi, y no cree tampoco que una hipotética invasión rusa sobre Ucrania suponga el detonante de otros movimientos en Asia.
En este sentido, señaló que "la Administración Biden ha enviado constantemente el mensaje de que Taiwán no es Afganistán, que no es Ucrania", y "los líderes chinos han recibido el mensaje". Entre los analistas cunde la idea de que, en una partida de ajedrez a gran escala, la pieza taiwanesa tiene más valor para Washington que la ucraniana.