Miliciano del Frente al Nusra tras tomar el control de Jisr al Shughour, Idlib.
AMMAR ABDULLAH / REUTERS
Actualizado: lunes, 7 septiembre 2015 21:43

NUEVA YORK, 7 Sep. (EUROPA PRESS) -

El Departamento de Defensa de Estados Unidos está elaborando una nueva estrategia para el envío de reclutas sirios formados y equipados por estados unidos después de que el primer envío resultara en un fiasco al ser barridos por las milicias del Frente al Nusra, según una información publicada por el periódico 'The New York Times'.

Las opciones, clasificadas y que circulan entre las autoridades del Pentágono, incluyen aumentar el tamaño de los grupos milicianos que son enviados de vuelta a Siria, cambiar la localización de los despliegues a lugares con un mayor apoyo popular y mejorar la Inteligencia de los combatientes.

Uno de los mayores retos a los que se enfrentan la Casa Blanca es decidir dónde y cómo se envían de vuelta a los rebeldes. "No tenemos orden ni control de estas fuerzas una vez que terminado el entrenamiento, las equipamos y las devolvemos al combate", ha explicado el comandante de la coalición internacional contra el Estado Islámico, el general de brigada Kevin J. Killea.

La decisión se ha producido después de que el Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria, atacase a los primeros 54 rebeldes entrenados por el Ejército estadounidense en julio. Un día antes del ataque, los dos comandantes del grupo y varios combatientes fueron capturados cuando intentaban explicar al Frente al Nusra que su único objetivo era el Estado Islámico.

Estos hechos evidenciaron las deficiencias del programa de entrenamiento. Los rebeldes no contaban con el apoyo de la población y apenas conocían el entorno. "Como en cualquier tarea difícil, esperamos reveses y éxitos y debemos ser realistas con estas expectativas", ha asegurado un portavoz de la fuerza de entrenamiento de los rebeldes, el capitán Chris Connolly. "Sabíamos que esta misión iba a ser difícil desde el principio", ha recordado.

El programa para formar a los 54 rebeldes fue autorizado en 2014 por el Congreso de Estados Unidos y ha supuesto un coste de 500 millones de dólares (unos 447 millones de euros), si se incluye también el equipamiento, y nadie espera que este año se cumpla el objetivo de 5.000 combatientes formados. Aparte, Estados Unidos mantiene un programa encubierto controlado por la CIA.

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