MADRID, 8 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Casa Blanca ha expresado este miércoles su "profunda preocupación" por el regreso a prisión de un irano-estadounidense de 81 años condenado a diez años de cárcel por espiar y cooperar para Estados Unidos después de un breve periodo de gracia por motivos médicos.
"Entendemos que la decisión de devolver a Baquer Namazi a prisión fue tomada contra el firme consejo de sus doctores y del propio examinador médico del régimen iraní", ha indicado en su comunicado.
Asimismo, ha recalcado que Namazi ha sido condenado "por cargos falsos", recordando que "ha sido hospitalizado cuatro veces en el último año y sigue sufriendo problemas cardiacos que ponen en riesgo su vida".
"Sigue necesitando urgentemente atención médica, y el Gobierno estadounidense hace a Irán totalmente responsable de su bienestar", ha manifestado, reclamando nuevamente la liberación "inmediata e incondicional" de todos los irano-estadounidenses detenidos en el país.
Namazi, exgobernador provincial y exmiembro del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), volvió el martes a prisión en contra del criterio de los médicos designados por el propio Gobierno, lo que "equivale a una condena a muerte", en palabras de su abogado.
El hijo de Namazi, Babak, lamentó ante los periodistas en Washington que el retorno de su padre a prisión es "un acto espectacular de crueldad" por parte del Gobierno iraní, por lo que ha pedido al Gobierno de Donald Trump que interceda.
Además de a Baquer Namazi, las autoridades iraníes mantienen retenido a uno de sus hijos, Siamak, igualmente con doble nacionalidad. Siamak Namazi fue arrestado cuando visitaba a su familia en Teherán en 2015 y, de hecho, su padre fue apresado unos meses más tarde cuando acudió a visitar a su hijo.
Ambos estarían en la prisión de Evin, en la capital iraní, y han negado los cargos que se les imputan. Babak Namazi ha denunciado que su hermano ha sido torturado y ha recibido descargas eléctricas en prisión.