MADRID, 31 Ago. (EUROPA PRESS) -
La embajadora de Estados Unidos en Naciones Unidas, Nikki Haley, ha reclamado este jueves a las fuerzas de seguridad de Birmania que proteja a los a civiles y a los trabajadores humanitarios en el estado de Rajine, escenario de enfrentamientos desde hace una semana.
"Estados Unidos apoya la democracia para el pueblo birmano, y condenamos los ataques por parte de milicianos en Rajine. Sin embargo, mientrsa las fuerzas de seguridad birmanas actúan para evitar más violencia, tienen la responsabilidad de cumplir con el Derecho Humanitario, que incluye evitar ataques contra civiles inocentes y trabajadores humanitarios y garantizar que la ayuda llega a los que la necesitan", ha dicho en un comunicado.
Cerca de 50.000 rohingya han huido de Birmania en apenas una semana por la violencia que sacude el estado de Rajine, en el norte, según han revelado este jueves a la agencia británica de noticias Reuters tres fuentes de Naciones Unidas.
De acuerdo con estas fuentes, unos 27.400 rohingya han logrado llegar a Bangladesh por distintos medios, mientras que otros 20.000 permanecen varados en tierra de nadie en la frontera entre ambos países.
Muchos rohingya tratan de alcanzar el país vecino a través del río Naf, que sirve de barrera natural. En las últimas horas, se han recuperado 20 cadáveres de once niños y nueve mujeres rohingya que viajaban en una pequeña embarcación por el río Naf. Según la guardia fronteriza de Bangladesh, fueron tiroteados por las fuerzas birmanas.
Este éxodo se debe a la ola de violencia que se desencadenó el pasado viernes, cuando milicianos del Ejército de Salvación Rohingya de Arakan (ARSA), un grupo armado conocido anteriormente como Aharak al Yaqin que fue creado por los rohingya exiliados tras la crisis de 2012, atacaron varios puestos policiales y una base militar en Rajine.
En respuesta, el Ejército birmano ha puesto en marcha "operaciones de limpieza" para dar con los insurgentes rohingya. Ha evacuado a la población no musulmana de Rajine y registra casa por casa en busca de supuestos milicianos entre esta minoría étnica y religiosa. En total, 117 personas han muerto por la acción de ambas partes.
La situación había permanecido en relativa calma desde el pasado mes de octubre. Entonces, un ataque rohingya contra guardias fronterizos que se cobró nueve vidas entre los uniformados desató nuevos operativos militares que provocaron la huida de 87.000 personas hacia Bangladesh.
Naciones Unidas ha condenado la violencia rohingya y ha pedido a las fuerzas de seguridad que den una respuesta equilibrada a dichos ataques. Además, ha subrayado que esta situación podría haberse evitado si el Gobierno de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi hubiera abandonado la "retórica inflamatoria".
Este es el mayor estallido de violencia desde hace cinco años, cuando los enfrentamientos entre rohingya y budistas --que son mayoría en el resto de Birmania-- arrojaron un balance de más 200 muertos y 140.000 desplazados en la capital de Rajine.
Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.