QUITO, 16 Jul. (EUROPA PRESS) -
Estados Unidos retira a partir de este viernes su base militar ubicada en el municipio de Manta (norte de Ecuador), tras 10 años de operaciones contra el narcotráfico, en cumplimiento con la orden del presidente Rafael Correa, quien dio plazo hasta septiembre para desmantelar todas las actividades del Ejército norteamericano.
Se espera que este viernes los militares estadounidenses realicen lo que serán los últimos vuelos por la zona del Pacífico, donde por más de una década realizaron todo tipo de operaciones para decomisar cargamentos de droga y detener a narcotraficantes.
El alcalde de Manta, Jorge Zambrano, confirmó que a partir de este viernes los militares y contratistas que conformaban el Puesto de Operaciones Avanzadas (FOL por sus siglas en inglés), comenzarán su retirada para dejar las instalaciones nuevamente en manos de las autoridades ecuatorianas.
Pese a la polémica que generó la decisión el Gobierno de Correa por la presencia de soldados norteamericanos en suelo ecuatoriano, Zambrano ha aclarado que "en Manta jamás tuvimos una base militar extranjera" y recordó que el acuerdo suscrito con Estados Unidos sólo permitía el uso de las instalaciones por un plazo de 10 años.
El convenio, firmado en 1998 por el entonces presidente Jamil Mahuad, autoriza a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos utilizar esta base para operaciones relacionadas con la lucha contra el narcotráfico. Zambrano aclaró que las misiones antidroga dentro de Ecuador correspondían a las autoridades locales y no se involucraba al Ejército norteamericano.
En el texto se establecía que en las misiones que realizaran debía participar un representante ecuatoriano, porque "ellos (los norteamericanos) no tenían esa facultad absoluta de operar independiente dentro de Ecuador", explicó el alcalde en una entrevista a la cadena colombiana RCN.
En esa base había unos 300 militares y contratistas norteamericanos, quienes "operaban algunos vuelos para detectar el tráfico de drogas, a través de avionetas, aviones o barcos en aguas internacionales", pero se trataba de "un convenio para el control en aguas y mares internacionales, no tenía nada que ver con nuestro territorio".
A COLOMBIA
Las operaciones militares podrían ser trasladadas ahora a tres bases que ha ofrecido Colombia ubicadas en Palanquero, Apiay (centro del país) y Malambo (norte), convenio que aún no se ha concretado pero que ya ha generado fuertes polémicas internas tras haber sido anunciado por el Gobierno el pasado miércoles.
A este respecto, Zambrano opinó que "cuando la ciudadanía escucha la palabra base militar se imagina cosas de guerra", por lo que consideró de "mucha importancia" que "la discusión deba centrarse más en la conveniencia o no de un país de actuar conjuntamente" con militares extranjeros en este tipo de tratados.
Colombia ha insistido en negar que estos acuerdos estén dando paso a una nueva versión de lo que se mantuvo en Ecuador durante una década. "Esas bases son colombianas y seguirán siendo operadas por militares colombianos", aclaró el ministro del Interior, Fabio Valencia Cossio.
Por su parte, el presidente colombiano, Álvaro Uribe, ha defendido el tratado de cooperación militar destacando su "conveniencia" para el país en la lucha contra el terrorismo y el tráfico ilícito de cocaína. En caso de que se cierre el acuerdo, unos 800 militares y 600 contratistas norteamericanos llegarían a ese país para asesorar al Ejército.
"Obtener acuerdos con países como Estados Unidos para que, con todo el respeto a la Constitución colombiana, a la autonomía de Colombia, nos ayude en esta batalla contra el terrorismo, contra el narcotráfico, es de la mayor conveniencia para el país", dijo el mandatario colombiano.
El acuerdo --que aún está siendo analizado-- no autoriza la creación de una base militar de Estados Unidos en territorio colombiano, ni el tránsito de tropas extranjeras, ni tampoco permite operaciones unilaterales por parte del Ejército norteamericano, porque no se trata de un convenio de "defensa mutua".
Uno de los puntos que establece el convenio es que "no se afectará a terceros Estados, ya que su esencia es la cooperación". A este respecto, el ministro de Defensa encargado de Colombia, Freddy Padilla, dijo que estos ejercicios no deben ser vistos como acciones en contra de los países vecinos, especialmente, Ecuador y Venezuela.
Padilla explicó que "no se trata de tránsito de tropas" porque no se permitirá que Estados Unidos actúe contra ningún otro país mediante una misión organizada y planificada. "Colombia está pensando en los intereses de su lucha contra el narcotráfico y el terrorismo aquí", indicó.