RANGÚN 18 Nov. (Reuters/EP) -
El Ejército de Birmania ha salido este viernes al paso de las acusaciones que señalan a sus militares como responsables de ejecutar, violar o expulsar por la fuerza a numerosos miembros de la minoría musulmana de los rohingya que intentaban huir, a través de la frontera con Bangladesh, de la guerra abierta en el noroeste del país entre las fuerzas del Gobierno y grupos separatistas.
De momento han muerto 86 personas -- 69 insurgentes y 17 miembros de las fuerzas de seguridad -- y más de 30.000 han tenido que abandonar sus hogares escapando de un conflicto que ha llegado a dejar sin alimentos durante un mes a 150.000 rohingya miembros de esta minoría, una de las más perseguidas del mundo.
El organismo encargado de desmentir las acusaciones es, precisamente, uno de los que se encuentran en el ojo del huracán: la Fuerza de Información del Estado de Rajine, creada por la dirigente 'de facto' del país y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, a la que se acusa de su pasividad a la hora de detener el acoso contra esta comunidad.
"La información es absolutamente falsa", respondió el organismo ante las acusaciones de los rohingya. "Las fuerzas birmanas solo están actuando en una zona señalada específicamente lejos del perímetro del estado", ha añadido.
Bangladesh, por su parte, indica que su guardia aduanera ha expulsado de la frontera a un grupo de 82 rohingya, entre ellos mujeres y niños, que intentaron llegar en barco al país vecino, en contra de los deseos de Naciones Unidas, que ha pedido que la frontera se mantenga abierta "para que la gente pueda escapar de la violencia reinante en este momento", en palabras del portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Adrian Edwards.
INVESTIGACIÓN Y CRÍTICAS A "LA DAMA"
"La consejera de Estado Aung San Suu Kyi ha declarado recientemente que el Gobierno está respondiendo a la situación de acuerdo con la legalidad vigente", ha declarado el enviado de la ONU para los Derechos Humanos en Birmania, Yanghee Lee, "y sin embargo no tengo constancia alguna de estos esfuerzos".
Más bien al contrario, según el experto. "El Gobierno parece haber respondido negando la mayor, en lo que podría ser la aprobación tácita de una intensificación de sus operaciones", ha añadido.
La ONG Human Rights Watch divulgó la semana pasada una serie de imágenes por satélite que muestran más de 400 viviendas de la minoría Rohingya arrasadas por las llamas en lo que parece un nuevo episodio de la campaña de persecución y abusos liderada por las autoridades birmanas, a las que han conminado a que investiguen inmediatamente estos incidentes.
Las imágenes enseñan, concretamente, 430 viviendas destruidas en tres poblados de la provincia septentrional de Maungdaw a lo largo de tres días: el 22 de octubre, el 3 de noviemmbre y el 10 de noviembre de este año. De ellas, 85 pertenecían a la localidad de Pyaung Pyit, 245 a Kyet Yoe Pyin y otras 100 en Wa Peik.
"Los daños coinciden con la acción de las llamas y es posible que el número de viviendas pueda ser mayor porque los árboles ocultan gran parte de los destrozos", indica la ONG, que recordó a Birmania su obligación de iniciar una investigación "exhasustiva e imparcial" sobre cualquier violación de los Derechos Humanos que se pueda producir. El Gobierno ha negado todos los puntos del informe.