LONDRES 15 Dic. (EUROPA PRESS) -
El jefe de las Fuerzas Armadas de Reino Unido, el mariscal del Aire Stuart Peach, ha advertido de que tanto su propio Ejército como sus aliados de la OTAN deberían comenzar inmediatamente una operación para defender de un posible ataque ruso los cables de transmisión de datos submarinos, medio a través del cual circula el 95 por ciento de la comunicación global y billones de euros diarios en transacciones.
"Existe una nueva amenaza a nuestro modo de vida: la vulnerabilidad a la que están expuestos los cables que atraviesan el lecho marino", ha declarado Peach durante un simposio del instituto de estudios Royal United Services, donde ha avisado de que la modernización de la que ha sido objeto de un tiempo a esta parte la Marina rusa la capacita para realizar esta clase de ataques.
"No solo es que Rusia cuente con nuevos barcos y submarinos sino que ha perfeccionado su capacidad para librar combates poco convencionales, como la guerra de la información", ha declarado el mariscal, quien asumirá la Presidencia del Comité Militar de la OTAN en 2018. Rusia ha negado categóricamente que tenga la más mínima intención de realizar esta clase de operaciones disruptivas.
Según el grupo de estudios Policy Exchange, existen en el mundo 213 sistemas independientes de cable que trasladan casi 900.000 kilómetros de fibra óptica. Se da la circunstancia de que no son realmente propiedad de los estados, así que no están bien protegidos por el Derecho Internacional.
"¿Se imaginan un escenario en el que estos cables sean cortados, interrumpidos?", ha planteado el mariscal, antes de avisar de los "efectos inmediatos y, potencialmente, catastróficos", sobre la economía y la vida cotidiana de los ciudadanos.
De hecho, el Policy Exchange apuntó en un informe a principios de mes que la infraestructura submarina "está mal protegida y es extremadamente vulnerable a un ataque".
A esas conclusiones, Peach ha añadido que la actividad de los submarinos rusos ha aumentado en los últimos meses en la región marítima conocida como GIUK (Groenlandia, Islandia, Reino Unido) y ha avisado de que ahora mismo Reino Unido no tiene la capacidad suficiente como para montar una vigilancia permanente en esa zona.