MADRID, 19 Nov. (EUROPA PRESS) -
La ONG Human Rights Watch (HRW), especializada en el seguimiento de la situación de los DDHH en todo el mundo, ha acusado al Ejército de Camerún de abrir fuego contra una reciente manifestación por la muerte de una niña de ocho años en una operación policial.
La protesta ocurrió el 12 de noviembre en la localidad de Bamenda, región del Noroeste, en recuerdo de la niña Brandy Tataw, fallecida allí ese mismo día al recibir una bala perdida de la Policía tras disparar contra un vehículo que se saltó un puesto de control.
Los disparos del Ejército camerunés, efectuados desde vehículos acorazados, dejaron al menos siete fallecidos. "El uso de munición real contra los manifestantes invita a pensar en una fuerza de seguridad de gatillo fácil", ha lamentado la investigadora para África de HRW, Ilaria Allegrozzi.
Según el jefe de Policía de Camerún y delegado de Seguridad Nacional, Martin Mbarga Nguele, el agente de cuyo arma salió la bala perdida ha sido arrestado, mientras que el Ejército camerunés todavía no se ha pronunciado sobre los incidentes durante la protesta.
La muerte de la pequeña Tataw desató una ola de protestas por toda la región camerunesa, escenario de una violenta crisis entre grupos separatistas y el Gobierno camerunés. La ira llegó hasta tal punto que los manifestantes se apropiaron del cuerpo de la fallecida con la intención de llevarlo a la oficina del gobernador de Bamenda.
Ante el avance de la marcha, el Ejército hizo acto de presencia en dos vehículos acorazados cuyos ocupantes procedieron a abrir fuego contra los participantes de la protesta. "Llegaron con intención de hacer daño y comenzaron a abrir fuego de manera indiscriminada", lamentó un activista bajo condición de anonimato a la ONG.
Existen informaciones no verificadas de la Policía que apuntan a la presencia de "combatientes separatistas" infiltrados en medio de la marcha, pero HRW no ha podido confirmar esta declaración policial de manera independiente. Lo que sí ha hecho ha sido verificar dos vídeos en los que se puede apreciar cómo los militares cameruneses apostados en los vehículos comenzaron a abrir ráfagas cortas contra la población.
Fuentes médicas han confirmado al menos seis heridos de bala a los que se suma un séptimo herido, también por un disparo en el pie, que se ha negado a recibir atención médica por miedo a represalias.
HRW recuerda que el caso de Tataw es el segundo en menos de un mes que involucra a las fuerzas de seguridad en la muerte de un menor. El pasado 14 de octubre, la pequeña Caro Louise Ndialle, de cuatro años de edad, murió por un disparo efectuado por un gendarme en la localidad de Buea, también en la región Suroeste.
Aunque la Policía aseguró que el vehículo en el que viajaba Ndialle también había eludido un control policial, reconoció que la reacción de los gendarmes había sido "inapropiada". Una turba acabó matando de una paliza al agente presuntamente responsable.