BEIRUT, 22 Nov. (Reuters/EP) -
El Ejército sirio ha instado este martes a los rebeldes que se encuentran en la zona sitiada del este de la ciudad de Alepo a abrir los almacenes que se encuentran bajo su control para distribuir alimentos entre la población civil que reside en la zona.
La ONU, que no ha tenido acceso al este de la urbe desde julio, ha alertado de que la ayuda humanitaria y los productos de primera necesidad se están acabando. "El comandante general de las Fuerzas Armadas ha hecho un llamamiento a los milicianos que se encuentran en las localidades del este de Alepo para que entreguen los alimentos a aquellos que lo necesiten", ha indicado el Ejército en un comunicado.
Zakaria Malahifji, miliciano del grupo rebelde Fastaqim, ha manifestado que no existen tales almacenes. "La gente está buscando pan, por lo que el Ejército dice esas cosas para que parezca que se preocupa por ellos", ha señalado Malahifji.
Alepo, que antes de la guerra era la ciudad más importante del país, permanece desde hace meses dividida entre los sectores del este, que dominan las fuerzas rebeldes, y los del oeste, que controlan las fuerzas del régimen del presidente sirio, Bashar al Assad, y sus aliados.
EL ASALTO A ALEPO
Al menos 250.000 personas se encuentran sitiadas en el este de Alepo desde que el Ejército, respaldado por las milicias chiíes, bloquearon en julio la última vía de acceso a los distritos que estaban bajo el control de los rebeldes.
El Ejército también ha instado a los milicianos a retirar las minas de las zonas de la ciudad que han sido declaradas pasillos humanitarios por el Gobierno y sus aliados. El asedio y el intenso bombardeo en el este de la ciudad ha agravado la crisis humanitaria en la zona, donde los hospitales han sufrido numerosos ataques.
Las ocho instalaciones médicas del este de la ciudad han sido duramente atacadas, según ha denunciado la ONU. "La situación es realmente terrible. No se puede explicar con palabras", ha aseverado el portavoz de la ONU para los Derechos Humanos Rupert Colville.
Las autoridades de Siria han advertido de que los rebeldes están impidiendo a los residentes, que temen ser atacados si utilizan los pasillos humanitarios, abandonar la zona. Durante la semana pasada murieron unos 141 civiles en el marco de los ataques, entre ellos 18 niños, según datos del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Según la organización, los últimos bombardeos han provocado además la muerte de al menos 87 milicianos. "Es absolutamente doloroso e inaceptable que estemos siendo testigos de crímenes de guerra directamente, a través de la televisión", ha afirmado el portavoz de la ONU Jens Laerke.
La ONU ha intentado en reiteradas ocasiones que las partes enfrentadas lleguen a un acuerdo para poder acceder a las zonas más afectadas, evacuar a los heridos y ofrecer asistencia médica a la población más vulnerable.