La oposición concurre dividida entre quienes apoyan las elecciones y quienes apuestan por la abstención
MADRID, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -
Este sábado se han celebrado las elecciones legislativas en Costa de Marfil en una jornada que ha transcurrido sin incidentes graves, aunque sin una gran participación a pesar de la gran relevancia política de la votación en un país sumido en una crisis política ahora atenuada tras las presidenciales de octubre, en las que el jefe de Estado, Alassane Ouattara, obtuvo un polémico tercer mandato en medio del boicot de la oposición.
Pese a algunos retrasos en el inicio de la votación, la tranquilidad ha sido la nota dominante pese a incidentes como en Plateau o Port-Bouet, donde se ha informado de tres heridos durante la mañana, según recoge la radio RFI. En Abiyán no ha habido altercados.
La decisión de Ouattara de dar marcha atrás en su decisión de no concurrir a las presidenciales tras el repentino fallecimiento en julio del entonces primer ministro y candidato gubernamental, Amadou Gon Coulibaly, recibió el rechazo frontal de la oposición, que recordó que la Constitución fija un límite de dos mandatos.
Sin embargo, el presidente siguió adelante con sus planes, que recibieron el apoyo del Tribunal Constitucional --que arguyó que las enmiendas aprobadas recientemente a la Carta Magna ponían su contador a cero--, desatando el malestar de los principales candidatos opositores, que hicieron un llamamiento al boicot.
De hecho, la victoria de Ouattara no fue reconocida por el expresidente Henri Konan Bédié y el ex primer ministro Pascal Affi N'Guessan, quienes anunciaron la creación de un Consejo Nacional de Transición para organizar nuevas elecciones, tras rechazar la autoridad del presidente.
Esta decisión derivó en una campaña de arrestos, incluido el de Affi N'Guessan, si bien posteriormente el Gobierno y los principales partidos opositores abrieron un proceso de diálogo para intentar acercar posturas y evitar que el país se viera sumido en un conflicto de mayores proporciones.
Este diálogo, liderado por el primer ministro, Hamed Bakayoko, ha disipado parte del temor de la población sobre un recrudecimiento de las tensiones que derive en un conflicto, como ocurrió tras las elecciones de 2010. Entonces, cerca de 3.000 personas murieron después de que el entonces presidente, Laurent Gbagbo, se negara a reconocer su derrota frente a Ouattara.
ALIANZA ENTRE GBAGBO Y BÉDIÉ
La decisión sobre la participación en la legislativas ha sido motivo de una ruptura en el frente unido que la oposición presentó de cara a las presidenciales, dado que formaciones como el Partido Democrático de Costa de Marfil (PDCI) y la alianza Juntos por la Democracia y la Soberanía (EDS) --que apoya al expresidente Laurent Gbagbo-- han apostado por concurrir, mientras que otras han mantenido su apuesta por el boicot.
Así, partidos como el movimiento Generaciones y Pueblos Solidarios (GPS) del ex primer ministro y expresidente del Parlamento Guillaume Soro han rechazado hasta ahora incluso la posibilidad de participar en el proceso de diálogo con el Gobierno, al no reconocer la candidatura de Ouattara.
De hecho, Soro --quien vive en el exilio y que vio denegada su candidatura para las elecciones presidenciales-- llegó a hacer un llamamiento en noviembre al Ejército para que "actuara" frente a la "dictadura" de Ouattara, del que fue aliado en las elecciones de 2010.
Por otra parte, el Congreso Panafricano de Jóvenes y Patriotas (COJEP) de Charles Blé Goudé, un antiguo ministro de Juventud y aliado de Gbagbo, ha criticado durante los últimos meses la política de "Gbagbo o nada" de la EDS, que ha procedido sin embargo a una histórica alianza con el PDCI para intentar derrotar a la Agrupación de Houphouetistas por la Democracia y la Paz (RHDP) de Ouattara.
El PDCI, el principal partido de centro-derecha del país africano, ha forjado esta alianza con la EDS, de tendencia izquierdista, con la intención de capitalizar los apoyos de Bédié y los de Gbagbo, quien aún cuenta con una base popular muy importante en Costa de Marfil pese al juicio en su contra en el TPI y los casi diez años que lleva fuera del país.
Así, Kouadio Konan Bertin, el único candidato opositor que aceptó concurrir a las presidenciales de octubre y nombrado posteriormente como ministro de Reconciliación, reconoció en febrero en declaraciones a la emisora Radio France Internationale que Gbagbo "es un gran actor en la crisis" y defendió que "su visión debe ser tenida en cuenta".
"PRUEBA PARA LA DEMOCRACIA"
En este contexto, Ouattara, cuya RHDP intentará mantener su posición de influencia, ha destacado que las elecciones suponen "una prueba para la democracia" en el país y ha defendido que el Gobierno "ha trabajado duro para garantizar que las elecciones parlamentarias del 6 de marzo son un éxito democrático".
"Las elecciones de esta semana jugarán un gran papel a la hora de determinar a qué le haremos frente durante los próximos años", ha defendido en artículo de opinión publicado en Project Syndicate en el que ha apuntado que "durante la última década, Costa de Marfil ha estado en el camino hacia la recuperación".
El presidente ha incidido en que los comicios "serán una prueba crítica" para la democracia en el país y ha reconocido que "los procesos electorales han supuesto a menudo un desafío significativo" en Costa de Marfil debido a que "en las décadas posteriores a la independencia, la política estuvo firmemente dominada por un partido y las discusiones políticas estuvieron fuertemente limitadas".
"Estamos decididos a no permitir que esto vuelva a pasar", ha asegurado Ouattara, quien ha presentado durante su mandato una imagen de reformador y que encuadró su decisión de no presentarse a las elecciones --posteriormente retirada-- en un proceso de rejuvenecimiento de la clase política en el país.
Así, Ouattara ha argüido que "la confianza pública en los políticos (...) depende de unas elecciones libres, justas y transparentes", al tiempo que ha defendido las condiciones de seguridad de la votación y la existencia de un mecanismo para "la resolución pacífica de potenciales disputas".
Por último, ha ensalzado que "por primera vez en más de una década, todos los grandes partidos políticos participan activamente en campaña" y ha dicho que todos ellos "han entendido que, pese a sus diferencias, deben unirse en torno a los valores fundamentales del país", antes de argumentar que "no hay espacio para extremistas y oportunistas en una democracia sana".
"La democracia no es un juego de suma cero y una oposición firme en un Parlamento diverso desafiará constantemente el Gobierno a mejorar", ha dicho. "Demasiado a menudo, los verdaderos perdedores de las elecciones han sido los marfileños de a pie. Tenemos una oportunidad de dejar atrás nuestros lapsos democráticos y sentar pilares firmes sobre los que la próxima generación de líderes marfileños puedan construir", ha remachado.