MADRID 12 Nov. (EUROPA PRESS) -
Ecuador es, a ojos de los estadistas internacionales, un país de renta media. A pie de calle, sin embargo, arrastra carencias en materia alimentaria que agencias como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) intentan resolver tirando de creatividad, con medidas que fomentan, por ejemplo, la preparación de las comunidades locales ante emergencias y la "autosuficiencia".
La representante del PMA en Ecuador, Kyungnan Park, ha admitido que no siempre es fácil recaudar fondos para un país donde no existe una situación de emergencia extrema sino retos subyacentes, en muchas ocasiones sufridos por personas "invisibles" que llegan desde países vecinos y que ni siquiera están registrados.
El terremoto de abril, con más de 600 muertos, 12.000 heridos y 520.000 damnificados, volvió a poner a Ecuador en el foco de las situaciones de emergencia, pero antes ya había sufrido la actividad del volcán Cotopaxi y los efectos del fenómeno meteorológico conocido como 'El Niño'.
El PMA inició en 2011, a petición del Gobierno ecuatoriano, un proyecto para ayudar a 15.000 familias a prepararse frente a posibles desastres naturales, de cara a reducir la vulnerabilidad de comunidades en riesgo, principalmente en zonas rurales. Park ha explicado, en declaraciones a Europa Press, que se trata de "entrenar a las personas a enfrentar los cambios", de tal forma que no queden expuestas y en situación límite.
En este sentido, ha subrayado la importancia de "recordar a las comunidades cuáles son sus necesidades" y ha destacado que, en colaboración con las autoridades locales, se han podido mejorar los sistemas de alerta temprana o fomentar la construcción de reservas de agua.
Park ha recordado que el dinero invertido en preparación termina generando ahorro a largo plazo, en la medida en que las comunidades terminan siendo "autosuficientes" con iniciativas tan simples como puede ser con un sistema de riego funcional en caso de sequías prolongadas.
Esta labor de preparación y la colaboración que ya existía con las autoridades favoreció la respuesta de emergencia tras el seísmo de abril, ha apuntado la representante del PMA. Todas las partes tenían claro, por ejemplo, qué productos debían formar parte de una cesta básica de ayuda.
La agencia asistió en una primera fase --las horas y días posteriores al terremoto-- a 105.000 personas afectadas por los temblores, con una ayuda de emergencia directa destinada a paliar las necesidades más básicas.
En una segunda etapa --hasta diciembre de este año--, la organización ha colaborado con el Gobierno y con su Bono de Desarrollo Humano para que 133.000 personas hayan recibido una ayuda económica en alguno de los 300 puntos que ya estaban establecidos previamente. "Por primera vez el PMA integró la asistencia humanitaria en un programa gubernamental ya existente", ha destacado Park.
La agencia de la ONU prueba programas piloto y analiza, con informes sobre el terreno, cuestiones tan básicas como la forma en que la población recibe la ayuda. Así, Park ha explicado que, frente al habitual sistema de cupones, el reparto de dinero en efectivo puede terminar favoreciendo la economía local, a "la señora de la esquina que vende tomates".
REFUGIADOS
Ecuador alberga el mayor número de refugiados de América Latina y el Caribe, con un total de 60.000 con el estatus ya concedido. Más de 230.000 han solicitado asilo y muchos más podrían ser "invisibles", no sólo en la zona fronteriza sino también en la capital, Quito, ha advertido Park.
El PMA calcula que el 98 por ciento de los refugiados son colombianos y, de ellos, nueve de cada diez no tienen previsto regresar a su país. La representante local ha asegurado que la llegada de colombianos ha caído de 1.300 a unas 800 al mes gracias a la perspectiva del acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ahora de nuevo a debate.
El año pasado, el PMA logró asistir a unos 60.000 refugiados, según Park, que ha alertado de la "alta vulnerabilidad" de un colectivo con múltiples necesidades. Educación, nutrición o violencia de género figuran entre los desafíos de esta comunidad, que encuentra también dificultades para trámites básicos como registrar a los niños en la escuela.
BUENAS PERSPECTIVAS
Park ha destacado que, tanto en el caso de los refugiados como en el resto de programas que desarrolla el PMA en Ecuador, se pone de manifiesto que "con poco dinero se puede llegar a hacer mucho", alcanzar unos resultados que no sólo tienen repercusión en el corto plazo sino que permiten una mejora prolongada de la situación de vida.
De esta forma, el PMA aprovecha también la ayuda alimentaria para "enseñar a comer", ya que como ocurre en otros países de la región coincide la "doble carga" de la malnutrición y la obesidad. Los lácteos, la fruta o las legumbres se introducen poco a poco en las dietas de familias que no siempre asumen las carencias de su dieta.
"El Gobierno de Ecuador tiene conciencia de estos desafíos", ha resaltado Park, satisfecha de una colaboración que tiene repercusiones no sólo en el ámbito alimentario. Un informe reciente demostró que con el reparto de cupones de ayuda había derivado también en un descenso de la violencia doméstica.
Las perspectivas para Ecuador son positivas y el objetivo, para Park, está claro: "Espero que en diez años los hijos de los actuales beneficiarios del PMA no necesiten la misma ayuda".