Un 77 por ciento de la basura de Líbano es arrojada a sus inmensos vertederos
MADRID, 1 Dic. (EUROPA PRESS) -
La salud de cientos de miles de libaneses corre peligro desde hace décadas por la quema al aire libre de toneladas de residuos que el país no tiene capacidad para reciclar, en una crisis puesta de manifiesto en 2015 pero que lleva siendo una realidad desde hace décadas, como demuestra un informe de la ONG Human Rights Watch publicado este viernes y corroborado por imágenes aéreas con incendios de basura cerca de colegios y hospitales, así como por expertos médicos.
"Es como si estuvieras inhalando tu propia muerte", explica un periodista de la sección de medio ambiente de un medio libanés al principio del informe de Human Rights Watch, que cita un estudio de la Universidad Americana de Beirut, que revela que un 77 por ciento de la basura de Líbano es arrojada a sus inmensos vertederos. Por regla general, solo entre un 10 y un 12 por ciento es imposible de reciclar.
"La gente cree que la crisis de la basura comenzó en 2015", ha explicado el director en funciones de HRW para Beirut, Nadim Houry, "pero en realidad lleva ocurriendo desde hace décadas, mientras el Gobierno se limita a saltar de plan de emergencia a plan de emergencia, ignorando la situación a las afueras de Beirut y las zonas circundantes".
En 2015, Líbano generaba aproximadamente 3.000 toneladas de residuos diarios. Deshacerse sin reciclar de cada tonelada costaba unos 130 euros. Con reciclaje, poco más de 100, según las conclusiones alcanzadas por el director de Salud Medioambiental de la universidad Faruk El Merhebi, en un informe que apareció en medio de fuertes protestas contra las autoridades libanesas.
Las protestas de 2015 tenían un precedente inmediato -- y olvidado -- en la situación crítica registrada tres años antes en el sector económicamente más deteriorado de Líbano: los campos de refugiados palestinos del sur del país, como Shabriha, donde sus propios residentes tuvieron que crear una red interna de gestión de residuos, lo que acabó provocando una mayor marginalización respecto de las autoridades del país, incrementando su vulnerabilidad.
CRISIS DE SALUD
Si bien la vulnerabilidad medioambiental es parte de un legado de conflictos violentos, el estudio de HRW pretende dar un énfasis especial al impacto en la salud de los residentes. A tal efecto, la ONG ha entrevistado a expertos en salud pública, médicos, farmacéuticos, activistas, funcionarios y, sobre todo a más de un centenar de libaneses que viven próximos a estos vertederos y denuncian enfermedades respiratorias de todo tipo.
"Es como una niebla por toda la ciudad", describe Othman, un residente de la localidad de Kafr Zabad, a unos 20 kilómetros al este de Beirut. "No dejamos de toser, no podemos respirar, y a veces nos encontramos ceniza en nuestra saliva", explica en el informe.
HRW ha denunciado la total inacción de las autoridades mientras la quema al aire libre es una práctica asidua y persistente sin importar que haya colegios u hospitales en sus proximidades, como demuestran las imágenes captadas por la ONG en 15 localizaciones.
No existe un plan sólido para gestión de residuos desde hace décadas. Hace 30 años, el Gobierno central asumió las competencias de la eliminación de residuos en la capital, pero dejó al resto de provincias a su propia suerte "sin supervisión, apoyo económico o expertos técnicos, y por ello la quema al aire libre se propagó por todo el país".
Al menos 150 depósitos de residuos arden cada semana en un país que contiene 617 vertederos. La crisis de 2015 no ha cambiado las cosas. La quema de residuos en Beirut, según datos del Departamento de Bomberos, se ha disparado hasta en un 330 por ciento en localidades como Monte Líbano.
"Uno de los peores aspectos de esta crisis es la falta casi total de información de la que disponen los residentes sobre estas zonas de quema de residuos, sobre los peligros potenciales que representan, sin que hasta el momento se hayan realizado pruebas para determinar el impacto de los residuos en el agua y el terreno".
Las familias han expresado además su preocupación por el impacto generacional en los niños, así como la presión psicológica constante ante el temor a nuevas enfermedades pulmonares. Denuncian que las autoridades locales no les han proporcionado dato alguno, ni ha tomado la más mínima medida para detener la quema, a pesar de que el propio Ministerio de Medioambiente de Líbano reconoce que es una práctica ilegal.
El Ministerio es responsable del monitoreo ambiental, pero parece carecer del personal y los recursos financieros necesarios para hacerlo de manera efectiva, según HRW, que recuerda que el presupuesto de la cartera ni siquiera llegaba, en 2010, a los cinco millones de euros.