KABUL 1 Sep. (Reuters/EP) -
Una manifestación celebrada este jueves en Kabul en memoria de un rey bandido tayiko ha acabado con duros enfrentamientos entre varios de los asistentes, volviendo a poner sobre la mesa la frágil estabilidad del Gobierno de Afganistán.
La manifestación se ha celebrado con el objetivo de volver a enterrar los restos de Habibulá Kalakani, un bandido tayiko que tuvo un breve reinado en 1929, y ha disparado los temores de que vuelva la violencia étnica que ha estado atormentando continuamente al ya de por sí inestable Gobierno del presidente Ashraf Ghani.
Los convocantes habían intentado reubicar los restos de una tumba sin nombre localizada en Shahrara, una colina de la ciudad. Pero la violencia estalló entre los asistentes tayikos y los uzbekos, que apoyan al vicepresidente Rashid Dostum, según ha informado un portavoz del Ministerio de Interior.
Según han remarcado algunos participantes, los enfrentamientos se desataron a causa de que los partidarios de Dostum querían enterrar los restos en una zona vinculada a la minoría uzbeka. "Los hombres de Dostum dispararon primero y no nos dejaron llevar a cabo el enterramiento", ha asegurado un miembro de la organización, Salem Wahdat.
Las fuentes del Ministerio de Interior han comunicado que tuvieron que desplegar a la Policía para calmar la situación y que se está negociando al respecto. Al menos tres personas han resultado heridas.
Cientos de personas acudieron a la manifestación, convocada tras la negación por parte del Gobierno de Ghani de prestar honores de Estado para los restos de Kalakani, la única excepción tayika en un largo linaje de monarcas pashtun.
Los enfrentamientos han puesto de relieve la tensión política en Kabul, donde Ghani y su antiguo rival, Abdulá Abdulá, lideran un gobierno dividido desde su creación tras las elecciones de septiembre de 2014. El apoyo de Abdulá viene, en gran parte, de los tayikos del norte, la segunda minoría étnica más grande del país y que ha estado enfrentada contra Ghani, de etnia pashtun.
El bandido Habibulá Kalakani logró arrebatar el poder al rey Amanulá en 1929. Tras nueve meses de un régimen represivo fue ejecutado por la dinastía pashtun que volvió para retomar el poder.