ANKARA, 28 Ene. (Reuters/EP) -
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha presentado este jueves sus argumentos a favor de una nueva Constitución y una Presidencia más fuerte en Turquía, asegurando que no se trata de una "ambición personal" sino de una necesidad en un país cuyo sistema parlamentario está desfasado.
Erdogan, que ganó las primeras elecciones presidenciales directas en agosto de 2014, ha dicho que un jefe de Estado elegido por el pueblo debería tener más que un papel simbólico. Anteriormente, era el Parlamento el que elegido al presidente de Turquía.
La situación actual, en la que tanto el primer ministro como el presidente son elegidos por voto popular, es insostenible, ha defendido Erdogan en un discurso ante grupos de la sociedad civil.
"Al construir la 'Nueva Turquía', pensamos que Turquía necesita un sistema ejecutivo presidencial y una nueva Constitución. Esta discusión no debería presentarse como un asunto de mi ambición personal", ha sostenido en una sala de conferencias abarrotada. "Si el sistema presidencial es la opción correcta para el futuro de Turquía, entonces debería ponerse en práctica", ha añadido.
Erdogan sirvió como primer ministro durante más de una década y optó a la Presidencia en 2014 con la expectativa de una rápida reforma constitucional que garantizaría al nuevo jefe de Estado nuevos poderes ejecutivos.
Pero sus planes se han visto frenados en parte por los temores de la oposición por lo que consideran su creciente estilo autoritario. Los partidos opositores están de acuerdo en la necesidad de reemplazar la actual Constitución, nacida de un golpe de Estado en 1980 y que todavía lleva el sello de sus autores militares, en un país que es candidato a entrar en la Unión Europea. Pero se oponen a los planes de cambiar por completo la actual Presidencia, prácticamente ceremonial.
Erdogan ha dicho que espera que los partidos políticos y los grupos de sociedad civil participen en la elaboración de la nueva Constitución y que la separación de poderes sea uno de los principales puntos de debate. Los ciudadanos, no el Parlamento, deberían decidir en último término sobre el nuevo texto, ha añadido, apuntando a la posibilidad de celebrar un referéndum.